7 de octubre de 2014

Un soplo de aire fresco

Soy consciente que no hago más que repetirme, pero no puedo dejar de volver a afirmar mi sensación de que Marta/Fe es un soplo de aire fresco en la serie y que su aportación aligera, y mucho, el devenir cotidiano de ésta. De no ser por ella, por ejemplo, La Casona sería un lugar mucho más lúgubre, y tampoco tendríamos ocasión de ver ocasionalmente una faceta sorprendente de Francisca, incapaz de enfadarse realmente con esta doncella, eficaz en su trabajo, pero de hablar ininteligible las más de las veces y con ideas de bombero, que además suele soltar sin pensárselo dos veces. El hecho es que jamás se ha visto a la doña gastar tanta tolerancia con nadie como con esta pizpireta chica, que atesora un montón de virtudes, pero también una personalidad irreverente y atrevida, una de las/os pocas personas que no aparenta tenerle miedo a su ama. Sólo es quién le paga el sueldo, y por ello le es fiel y la respeta.
Aunque sin este carácter jovial y su capacidad de ver la parte buena de las cosas, unida a una enorme paciencia, creo que difícilmente Fe encajaría en una casa en la que no es fácil trabajar, si no es movida por la necesidad de ganarse la vida de alguna manera. Y si a ello se añade que precisamente su actual compañera de fatigas no es precisamente la alegría de la huerta, con un talante cambiante dependiendo de la situación en la que se encuentre en cada momento con Bosco, aún es más complicado. Algo muy diferente de cuando estaba con Mariana, con la que la complicidad era (y es) total, y ello hacía mucho más llevadero el devenir cotidiano. También es cierto que el roce hace que las cosas cambien y que Inés empieza a tener un lugar en sus aprecios, pero también que ésta se ha convertido al mismo tiempo en un dolor de cabeza, por su continuada manía de arriesgarse al respecto de su relación con Bosco. Ni los consejos, ni las opiniones, ni las reprimendas, ni las advertencias de Fe, sirven en este caso para mucho. Y como quien no quiere la cosa, en lo que ha acabado convirtiéndose es en su cómplice. Por cierto, igual que Mauricio, que sobre el tema ni siquiera ha dicho esta boca es mía, aunque sus miradas llenas de reproche sean de lo más elocuentes.
Por todo ello creo poder decir sin asomo de duda, que el sentir general es que Fe se ha vuelto un personaje casi imprescindible, algo a lo que no es ajeno el buen hacer de una magnifica, y hasta ahora bastante desconocida para el gran público, Marta Tomasa. Que ha conseguido, con la ayuda de unos buenos guiones, dar estructura y visibilidad a un personaje que se ha ganado la simpatía y estima de todos, y en primer lugar de l@s espectadores. 
Ah, por cierto, también debe ser el único personaje de la serie que no ha llegado con un secreto debajo del brazo, lo que también es una baza a su favor (sólo espero que los guionistas no lean esto y tomen nota).

No hay comentarios:

Publicar un comentario