Hasta ahora no me lo había cuestionado, pero finalmente he caído en la cuenta
de la extraña manera de proceder de Aurora en estos días, sus pocas ganas de
hablar con nadie y su modo brusco de despachar a la gente. No creo que puedan
ser las preocupaciones porque, salvo el dispensario, lo demás no es de su
entera responsabilidad. Aunque tampoco esté al margen de ello.
Y no sé hasta qué punto la culpa de ello la tiene Bernarda. Entiendo que le
preocupe la posibilidad de que la mujer vuelva a infringirse heridas a sí misma,
y es evidente que ha asumido como su responsabilidad el impedirlo. Pero esto no
lo veo suficiente motivo para llevarle la desazón que acusa, y menos que ello
le haga olvidar que tiene un novio y una familia, poniendo como prioridad a
Bernarda a todos ellos.
La verdad es que no entiendo que pretenden con esta trama.
Bueno, quizás pueda entenderlo si le doy la vuelta a un escrito que hice anteriormente
y en el que creo opiné sobre Bernarda cayendo en un error de pardilla. Ahora mismo
he variado totalmente de parecer, y empiezo a pensar que los manejos de la
mujer más bien tienen que ver con un intento de deshacerse de Aurora, lo que me
lleva también a pensar en la connivencia con Francisca en este tema. Aunque otra
cosa son unos motivos que no consigo imaginarme, aparte del odio irracional que
la doña muestra hacia Aurora y Martín.
Y todo ello me lleva a hacer otras consideraciones sobre Aurora, aunque en otro sentido.
¿Cuánto hace que no existe una verdadera escena de romanticismo entre ésta y Conrado? El hombre últimamente parece destinado solo a moverse de aquí para
allá con una carpeta debajo del brazo, reparando los entuertos provocados por
la doña, y con una sola cosa en la cabeza. Por supuesto es importante el tema
de la Casa de Aguas porque de ello depende su futuro y el de Aurora, pero tampoco
estaría mal que a ambos les permitieran unos momentos para vivir su relación de pareja, en los que las
preocupaciones mundanas dejaran paso a mayor intimidad. Ya que su historia de amor
cada vez tiene menos espacio en los capítulos, y más bien parecen un par de personas
con ocasional derecho a roce que no dos enamorados con planes de un futuro
juntos.
También es cierto que las personalidades de Aurora y Conrado no tienen
mucho de paralelismo con las otras parejas. Y puede que algo tenga que ver la diferencia
de edad entre ambos. Su relación parece asentada en unas bases de mayor madurez,
con poco margen para impetuosidades que podrían darse por la poca
experiencia de Aurora y que Conrado contrasta con su mayor experiencia de la
vida. Pero no creo que se tenga que llegar hasta el punto de convertirlos en un
par de castos personajes, que no pueden ir más allá de unos besos y poco más.
En realidad pienso que los guionistas, por alguna razón inexplicable, están dejando languidecer también esta relación, al igual que la de María y Martín. Cierto que Aurora sigue
teniendo protagonismo (no así Conrado) y supongo que aún va a tener más, después de haber visto
en los avances que Bernarda le echa unas gotas en la bebida, que me imagino deben
ser algún tipo de droga de efecto lento. Lo que me lleva también a pensar en
algo que he leído que sucedió en la primera etapa y que es algo parecido a que
Francisca drogó a Pepa para que se volviera loca. Por cierto, que alguien me
corrija si no es así, ya que como he dicho otras veces no vi la primera parte
de la serie.
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