Malos muy
malos y retorcidos, malos que ocasionalmente dejan entrever una conciencia,
buenos que están entre dos aguas, buenos que de tanto que lo son acaban cayendo
en la ingenuidad,…..forasteros que nada más llegar ya atraen sospechas aunque sin
ningún fundamento que lo avale, forasteros (que con mayor frecuencia de la
deseada) parecen una cosa y acaban convertidos en desquiciados, locos o
peligrosos,….. Y, por supuesto, también está la gente corriente, de buen
corazón, generosos, solidarios, comprensivos, amigos,….en fin la buena gente de
PV.
Por lo que es
de agradecer que, aunque sea de manera ocasional, aparezca alguien (por
supuesto dejando de lado los protagonistas fijos) que se salga de las normas establecidas
de la serie. O al menos esto parece.
Nada hace
suponer que Cesar no sea tal como lo han hecho aparentar. Se ha marchado tal
como vino, sin dejar entrever intenciones ocultas…. Su manera de ser era de una
persona educada y noble, jamás le vimos propasarse con Emilia, y tampoco presionó
para que ésta tomara partido por él. Al contrario, siempre le dejó espacio para
que decidiera por su cuenta, aunque es claro que le atraía y que deseaba estar
con ella. Pero no creo que esto fuera malo, especialmente teniendo en cuenta la
situación de Emilia y su, hasta el momento, determinación de pasar página con
Alfonso.
Por supuesto
entiendo las reticencias, incluso la antipatía, de los seguidores más fieles de
esta pareja, especialmente teniendo en cuenta que hasta ahora Emilia y Alfonso habían
construido una de las relaciones más estables y bonitas de la serie. Pero también
admito que César jamás me ha inspirado este sentimiento de rechazo. Al
contrario, había conseguido que lo creyera y llegara a pensar en que era
posible un cambio de rol en Emilia, más teniendo en cuenta que, aunque ésta vuelva
con Alfonso, va a ser muy difícil disipar lo que ha sucedido. De hecho pienso
que nada puede volver a ser igual, que una vez rota la confianza es muy difícil
recomponerla, aunque también es cierto que el tiempo puede suturar las heridas.
Pero siempre queda la cicatriz.
Por cierto,
volviendo a César y aplicando mi lógica. Viniera para lo que viniese a PV, no
ha trascendido nada oscuro, ni nada hace pensar que fuera con otras intenciones
que las que expuso. Pero lo que si tengo claro es que no vino a por Emilia, y
que tampoco ésta es precisamente un partido a tener en cuenta (dicho esto con
todo el respeto, y sin intentar ningunear el hecho de que es una pequeña y
próspera empresaria). Sin olvidar que además ella se iba a ir con lo puesto,
dejando todo atrás. ¿Qué César no es el hombre de negocios que dice ser? Quizás.
Pero tachadme de ingenua, porque no consigo encontrar un motivo razonable que explique
que le hiciera proponer a Emilia irse con él, salvo el de tenerla como su mujer.
Y, por descontado, ésta no es precisamente el prototipo de mujer sumisa, que se
deja avasallar en caso de que todo fuera un engaño. Algo que, estoy convencida,
César ha visto claramente.
Aunque, al
fin y al cabo, si se descubre o no que César es un impostor, ya no va a
tener ninguna importancia.
Sólo una última cosa. Mi reconocimiento a Alfonso Begara, un magnífico actor que espero ver en otras series o teatros.
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