Uno de los factores que considero que hacen diferente la trama de La Quinta Miel Amarga es el hecho de que los señores de esta hacienda sean dos amigos, y que su relación sea tan fuerte e incondicional.
Es cierto que el amor tampoco es la panacea, porque también puede implicar sufrimiento y sinsabores, pero creo que son dos hombres fuertes, que saben capear las dificultades. Y además si algo caracteriza a este par es también la franqueza y la sinceridad, unas cualidades que en PV no abundan en demasía (especialmente la segunda). ¿Cuántos malentendidos y malos rollos se evitarían si la gente hablara cuando debe y explicara lo que siente, en vez de callar y dejar que el otro haga sus cábalas? Al menos entre Severo y Carmelo esto no sucede, y ambos son capaces de dejar traslucir todo lo que piensan.
Otra cosa es que parezca que se hayan acomodado tanto, que la idea inicial por la que llegaron a PV parece que ya no es una prioridad. Evidentemente las expectativas siguen ahí, pero a un ritmo mucho más lento de lo deseable por una gran parte de la audiencia que espera ver como Francisca empieza a morder el polvo. Y no dudo que va a suceder, porque si bien siempre parece que va un paso por delante, ni Severo ni Carmelo son unos ingenuos, ni son tontos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario