Relativizar unos graves hechos
solo porque uno/a está cansado de luchar, o porque desea pasar página e
intentar ser feliz, puede ser una opción personal. Pero esperar que además sea
comprendido creo que ya es pedir demasiado.
Por supuesto todo el mundo tiene
derecho a tomar sus propias decisiones, pero ateniéndose a las consecuencias de
ello. Porque si uno toma un determinado camino que afecta a otras personas, no
puede esperar al mismo tiempo que su voluntad se imponga. Ya que también pueden
existir otros criterios igual de válidos y razonables.
Que Raimundo esté dispuesto a
perdonar y olvidar no implica que los demás también tengan que estar dispuestos a hacerlo sólo
por él. Ni creo que deban hacerlo, porque el perdón se otorga de manera
espontánea, y siempre que la otra parte haya dado muestras de arrepentimiento o
de propósito de enmienda. Que la doña haya ido a pedir perdón a Emilia solo es
una muestra más de su cinismo, cuando ya de entrada niega unos hechos probados,
lo cual es un síntoma de no asunción de ello. Y por lo tanto no puede haber
arrepentimiento.
Y, por descontado, no creo que
Emilia sea irracional con su actitud. Evidentemente no puede pretender que
Raimundo se plegue a su voluntad, porque éste ya es lo suficiente mayor como
para tomar sus propias decisiones. Y quizás tampoco puede pedirle que escoja,
por el mismo motivo. Pero si puede no estar de acuerdo con la decisión de su
padre, y también está en su derecho a anteponer su dignidad y no aceptar que la
mujer que ha arruinado su vida y la de su familia, ahora se acerque a ellos a
través de Raimundo.
Naturalmente en este pleito estoy
a favor de Emilia. Porque no se trata solo de presunción de hechos sino de
certezas comprobadas, lo que la doña ha perpetrado contra miembros de su
familia. De su propia familia. Y evidentemente esto no se puede olvidar, ni
mucho menos perdonar. Aunque se apele a la caridad cristiana, como ha hecho D.
Anselmo, porque estas dos palabras no casan en absoluto con Francisca, y mucho
menos con la idea que se deriva de ello.
Otra cosa es que Alfonso intente
mediar. Evidentemente no creo que haya fisuras en su apoyo a su esposa en este
tema, con la que comparte opinión, pero es claro que ve el dolor que causa a
Emilia esta situación. Y entiendo que quiera que ésta salga de este pozo.
Aunque ahora mismo solo veo una solución: que la convenza para que deje marchar
a Raimundo, y que éste cargue con las consecuencias de su decisión. Y que
mantenga una puerta abierta para que si éste se equivoca pueda volver.
Estoy de acuerdo contigo, Anna.
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