18 de marzo de 2015

Un par de consejeros

¿Qué tienen en común D. Anselmo y Fe?  Pues prácticamente nada, excepto que a los dos les ha tocado en suerte convertirse en consejeros en otros tantos asuntos espinosos. Y también que no se andan con rodeos a la hora de decir lo que piensan.
En realidad a D. Anselmo este papel no le es ajeno, por su condición de sacerdote y consejero espiritual, pero parece que últimamente también ha de serlo en el terreno sentimental, aunque en su caso tenga que hacer uso del razonamiento lógico. Y, por supuesto, éste dice que ha de hacer ver a Raimundo lo que es de todo punto previsible: que no puede salir nada bueno de que vuelva a los brazos de Francisca, ya que ambos ya se han hecho tanto daño como para varias vidas y esto deja un huella indeleble. Aunque ahora anden como un par de colegiales con zapatos nuevos. Además de que ponerse el mundo por montera, tal como ha pedido Francisca, no es fácil cuando hay otra gente implicada.  
Y Fe anda en las mismas, tratando de poner cordura en algo tan difícil como los sentimientos de otra persona, en este caso Inés. Porque dejando aparte todos los flecos del asunto que tanto ella como la chica desconocen, el caso es que Inés ahora mismo no tiene ninguna posibilidad con Bosco, por lo tanto seguir alimentando una esperanza que no tiene ningún futuro es tarea vana. Realmente cuesta imaginar que puede esperar ahora mismo, cuando Bosco le ha dejado bastante claro que su relación ahora se limita a lo que se relaciona con el niño. Y todo esto es lo que Fe está intentado hacerle entender (sin mucho éxito hasta ahora) 

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