Todo el mundo está expuesto al miedo y la ira. Pero el odio, y con ello el sufrimiento, creo que sólo llegará en función del motivo que haya desatado lo anterior. Aunque también es posible que cuando ya existe un caldo de cultivo previo, como es en el caso de Carmelo, todos estos sentimientos pueden exacerbarse.
También influye la persona. Es un hecho que cuando existe una personalidad serena y calculadora es mucho más difícil dejarse llevar por las emociones. Y la ira es una de ellas. Esta peculiaridad se refleja perfectamente en la diferente personalidad de los dos hombres de La Quinta. Mientras Carmelo es mucho más pasional y actúa de manera visceral, Severo es el contrapunto a su amigo, la voz de la sensatez, alguien que sabe que actuar dejándose llevar por los sentimientos casi siempre es un error.
Y Carmelo está a punto de cometer uno e importante. Dejarse vencer por la ira.
Otra cosa es entender cómo es posible que haya llegado a este punto. Y especialmente cómo es posible que Sabina haya llegado a meterse tan hondo en él, cuando lo que hizo fue intentar traicionarle. No parece posible que un paseo y unas cuantas palabras amables hayan podido calar tan profundamente hasta el extremo de causar tal destrozo en el corazón del hombre, hasta el punto de volverlo un ser irracional. Aunque al parecer así ha sido.
Evidentemente tampoco estoy insinuando que ni Carmelo ni Severo, olviden el asesinato de Sabina y la presunta culpable de ello. Y, por descontado, que deseen que pague por ello. Pero como pretende Carmelo de tomarse la justicia por su mano, ante la imposibilidad manifiesta de hacer pagar a la culpable, ya es otra cosa.
"Lo que empieza en cólera acaba en vergüenza” Benjamin Franklin
Severo me gusta mucho.
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