27 de marzo de 2015

Obediencia ciega

Una se pregunta qué es lo que mueve a  Mauricio a convertirse en un desalmado y eliminar todo escrúpulo para hacer lo que Francisca le ordena. Y no me refiero al día a día, sino a algo que en el caso de la doña es algo recurrente: los métodos expeditivos y extremos para sancionar cualquier error del calibre que sea, o sacarse de delante a cualquier persona que considere le ha fallado.

Y quizás podría intentar hacer el ejercicio de entender los términos de lealtad o fidelidad, la devoción que el hombre muestra a su ama. Pero me cuesta aceptar que ello esté por encima de su conciencia, que su obediencia ciega le impida rebelarse. Lo que además lo convierte en alguien excluyente, pues siendo leal a una persona es desleal a otras. Al menos es mi conclusión: no se puede estar en dos bandos a la vez.

Tampoco puedo meterme en conjeturas del porqué ha llegado a ello, solo lo que me dice la razón. Es cierto que muchas veces Mauricio ha dejado claro que sin su ama no es nada, que no conoce otra vida y que le debe gratitud. Sin embargo creo que este último sentimiento está mal entendido, porque si bien es cierto que la doña le ha procurado seguridad económica, también lo es que el capataz a cambio ha dejado la piel en ello (aunque no tanto como sus subordinados que probablemente la han dejado en sentido figurado y literal). En cuanto al resto tampoco es justificable y más bien pienso que es por la incertidumbre de no saber qué le puede deparar un cambio de vida, además de perder un cómodo estatus. Y evidentemente por encima de todo es consciente de las consecuencias de una decisión de este tipo y de lo que le puede deparar ya en el terreno físico. ( En otras palabras, lo mismo que les ha pasado a otros: desaparecer del mapa).

Por lo que esta lealtad en este momento ya tiene mucho más de coacción que otra cosa. 
Y lo siento. Pero ya no creo que Mauricio vaya a cambiar, aunque a veces deje entrever que su corazón no está muerto del todo y que ocasionalmente pueda sentir empatía hacia las personas. Algo que, por otra parte, al minuto siguiente se encarga de echar por tierra. Y creo además que el peso que arrastra sobre su conciencia lo ata ya de por vida, por lo que no deseo que Fe tenga que cargar con ello.

De hecho la pregunta que le ha hecho ésta al hombre demuestra bien a las claras que no es tan ingenua como se podría pretender al respecto del hombretón. Sabe muy bien a lo que puede llegar la fidelidad de éste a Francisca, incluido hacer uso de la fuerza. Y no creo que la chica, por mucho que sienta algo por Mauricio, pueda cerrar los ojos e ignorarlo. 

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