Hoy me
apetece ir contracorriente y hablar de lo que no hay (aún) en la serie.
Supongo que
lo más fácil sería hacerlo de Mariana y sus nefastas decisiones. La última, la
que acaba de echar por tierra todo lo conseguido hasta ahora por este
personaje, y que creo que ha provocado que si hasta ahora la gente había sido
benevolente con ella, en este momento esté concitando una opinión negativa unánime. No
creo que nadie pueda justificar algo como lo que ha hecho, y mucho menos
tildarlo de abnegación o sacrificio, porque considero que de lo único que se
puede adjetivar su arranque es de la cosa más estúpida que se le pueda ocurrir
a alguien.
Pero decía
que no iba dedicar este espacio a hablar de lo que sucede en la novela, que,
por otra parte, es más bien poco y difícil de definir. Me gustaría hacerlo de
lo que podría ser o, más bien, de personajes que están ahí pero que parecen no
existir.
Uno de ellos,
Candela. Un personaje muy desaprovechado (igual que la actriz), cuyo papel
parece reservado exclusivamente a ser el paño de lágrimas de tod@s. Es cierto
que, de alguna manera y al casarse con Tristán, se convirtió en la “madre” de
la casa, pero al mismo tiempo ello parece haberle cerrado el camino a tener su
propia vida y a ser condenada a representar el papel de una viuda doliente para
los restos. Con lo que el personaje, una mujer joven que aún tiene tiempo para
cambiar el rumbo de su existencia, queda relegado a estar siempre en segundo
plano y a expensas de otros.
Ahora existe
la posibilidad de enmendar esto. Claro que es más el deseo que lo que parece, pero
creo que Severo es una magnífica oportunidad para volver a dar vida a Candela. Es
un hombre formidable, que creo podría hacer que esta mujer que no lo ha tenido fácil
nunca, pudiera al fin ver como su futuro se ilumina. Es cierto que es una mujer
independiente y que sabe salir adelante por sus propios medios, pero quizás no
estaría mal que además la ruleta de la fortuna se parara en su casilla. Y no me
refiero a nada crematístico, sino a sentir que la felicidad llama a su puerta.
Y, por
descontado, creo que Severo también saldría ganando. Así que esperemos que las visitas a la confitería sean cada vez menos espaciadas por su parte.