13 de enero de 2015

Mala hierba nunca muere

No sabría decir si estoy defraudada o indignada después del capítulo de hoy. Pero entiendo que aplazar el desenlace de la escena del disparo y el grito posterior hecho por la voz inconfundible de Martín, que ha impedido que María siguiese con su determinación de acabar lo que había empezado, es probablemente una argucia de los guionistas para mantener la tensión. Y de rebote la audiencia. También es posible que yo misma me hubiera creado unas expectativas sin fundamento, cuando ya tendría que estar escarmentada de ver cómo las gastan. Y en este caso indignarse no tiene ningún sentido, más cuando se trata de una ficción y es normal que se tomen licencias.
Así que me imagino que tendremos que armarnos de paciencia y esperar el momento que consideren más oportuno para que se produzca la escena tan esperada del reencuentro entre Martín y María. Aun teniendo la certeza casi absoluta de que es la antesala de la despedida de ambos de la serie.
Sin embargo, y casi sin creer lo que voy a decir, creo que finalmente será un alivio verlos marchar de PV con su hijita. Sólo así tendrán la posibilidad de ser felices, y vivir en paz. Y l@s espectadores descansar de tantas desgracias como las que se han vivido junto a esta pareja hasta que han conseguido llegar al culmen de su historia de amor, y además poder dejarlos marchar sin tener que pasar por otra situación dramática, algo que viene siendo habitual en el desenlace de muchas de las tramas.
Pero sin perder la perspectiva de que este final de historia está forzado por hechos externos a la serie, como es la marcha de los actores, admito que también me molesta, como parece en este caso y a menos que se produzca algún hecho inesperado, que tengan que terminar con una especie de huida de un lugar en el que la sombra alargada de la Montenegro hace y deshace a voluntad, ayudada por la sumisión de unos vecinos incapaces de rebelarse a sus desmanes, que con ello encima se convierten en sus cómplices.
Algo que es claro que va a volver a suceder una y otra vez mientras no desaparezca este personaje abyecto, al que además la suerte suele acompañar. De hecho no habría de sorprender en absoluto que Francisca sobreviva al disparo, por lo dicho anteriormente o también porque es posible que las balas reboten al ser toda ella de piedra.
Y que es de este material lo vuelve a demostrar en esta ocasión. No hace ni unas horas que le dijo a María (y después volvió a reiterar) que la quería, pero ya vuelve a demostrar que esta querencia para ella tiene un significado diferente al del resto del mundo, que la acepción correcta es cuando se refiere a posesión. Porque ha quedado en evidencia que la ha perdido para siempre, pero si no la puede tener ella, no la tendrá nadie (o al menos así lo cree). Y lo ha vuelto a hacer: mentir, manipular y dejarse llevar por sus deseos de venganza, atribuyendo a María incluso lo que no ha hecho. Algo que, por cierto (y tal como me ha hecho ver Rebeca en un comentario) es un hecho fácilmente demostrable, pues los disparos han partido de dos armas diferentes. Un dato importante que, por supuesto, los investigadores van a pasar por alto, como suele suceder habitualmente cuando se trata de Francisca.
Pero a todo esto ¿Qué ha sido de Martín, María y Esperanza?
Es evidente que los hechos han avanzado antes de dejar saber a l@s espectadores cómo fue el encuentro de la pareja. Y que toda la familia, y probablemente D. Anselmo, están al corriente de lo sucedido en realidad y los están manteniendo ocultos hasta que se aclare todo, o consigan dejarlos sanos y salvos en un lugar seguro y lejos de las garras de la Montenegro. De hecho, y como también comentaba Rebeca, D. Anselmo quizás tiene en sus manos el evitar que además María se convierta en prófuga de la justicia, ya que dispone de algunas pruebas como el ataúd lleno de tierra o los papeles del historial delictivo de Leonardo, así como su verdadera identidad. Pero es cierto que esto es algo que de por sí no disculpa totalmente a María, ni compromete a Francisca, aunque si deja muchas dudas y tampoco ésta queda en muy buen lugar al haber acogido en su casa a un delincuente y permitir que pasara por su nieto. Porque nadie que la conozca creería que se ha dejado engatusar tan fácilmente.
De todas maneras creo que voy a dejarme de conjeturas porque, como comentaba alguien, esta trama se ha vuelto tan enrevesada que a ver como la solucionan. Porque ya sería el acabose que Martín y María quedaran otra vez como los culpables, y la doña se vuelva a ir de rositas. 

6 comentarios:

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    1. Gracias.
      Un abrazo cordial.
      Por cierto, sigo tu blog y es muy interesante

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  2. Si no quedan como culpables, la que tiene que quedar como culpable es la Paca. Y a esa le queda cuerda pa' rato. Mejor vivos y juntos aunque prófugos que muertos.

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    1. Gracias por comentar.
      Lo que dices es cierto,. aunque es un consuelo muy pobre cuando se podrían hacer las cosas de otra manera
      Un abrazo

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  3. ¿Cómo va a morir la Montenegro? es indestructible jajajaja no en serio, lo de estos guionistas es la leche. Le pegan un tiro y aunque pierda mucha sangre, aguanta como una campeona y después está prácticamente como una rosa. Pero lo mejor es su puntería para matar a Leonardo sin herir a Esperanza y además dispara a una gran distancia. Ni los francotiradores de Estados Unidos jaja

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    1. Gracias por comentar Sia
      Ja ja ja. Muy bueno tu comentario!!
      Yo también pensé lo mismo cuando vi la escopeta de cañones recortados, sin siquiera mirilla. Parece que la doña ha hecho muchas practicas de tiro y por lo tanto no ha de sorprender esta puntería. :-(
      Por lo que respecta a su sanación milagrosa, no es de extrañar, porque solamente la mala baba ya la sostiene. Y además ya sabemos que en Pv las aguas o (lo que sea ) hacen verdaderos prodigios
      Un abrazo

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