No soy muy dada al tipo
de series en el que se puede incluir PV, por lo que solo puedo conjeturar sobre
la posibilidad de la existencia en el amplio abanico de propuestas de este género,
y en cada una de las mismas, de una o varias historias de amor romántico, que
además en algunos casos serán imposibles o difíciles de llegar a buen puerto.
Vamos, como sucede en PV.
Pero seguramente también
habrá historias con finales felices, y
espero que la de María y Martin sea una de ellas. Aunque el desenlace, que cada
vez se vislumbra con mayor claridad, se antoje algo así como una despedida por
la puerta falsa, al no poder seguir con sus vidas en PV (evidentemente las
razones en la serie son unas y en la realidad, que es la que se impone, otras.
Y probablemente la que se ha buscado era la mejor opción, antes que tirar de
métodos más drásticos).
Martín y María, con
su pequeña hija Esperanza, estarán juntos y serán felices. Pero lejos de los
suyos.
En realidad se podría decir que PV es un conglomerado del tipo de historias antes mencionadas, pero con un desarrollo muy diferenciado. No hay una igual a otra, ni un final igual a otro.
En realidad se podría decir que PV es un conglomerado del tipo de historias antes mencionadas, pero con un desarrollo muy diferenciado. No hay una igual a otra, ni un final igual a otro.
Aparte de la
anterior, que considero una de las más preciosas que se han dado en la serie, al
igual que sucede con la de Pepa y Tristán, actualmente existen otras que
permiten seguir creyendo en el amor como núcleo central, aunque a veces quede
obscurecido por las desgracias, que también son algo recurrente. Sin olvidar los
guiños que se hacen al contexto histórico, pero que hacen de esta serie algo
más que una simple telenovela.
Existe la historia
de amor de Emilia y Alfonso, que ya está consolidada, igual que la de Pedro y
Dolores (a su manera) o la de Mariana y Nicolás (que aún podría tener algún
sobresalto, pues existe un secreto de éste que permanece latente, como es el de
su origen y su familia). También las hay, que a pesar de haber sido muy bonitas
en su momento, se han roto, como la de Hipólito y Quintina (también por razones
ajenas a la serie), o las que aún no han empezado y que además parece que van a
necesitar un empujón, como la de Fe y Mauricio. Y, aunque ahora mismo no haya ningún indicio
de que vaya a suceder, me gustaría pensar que en esta relación pueda incluirse también
algún día a Candela, un personaje que aún puede tener su momento para vivir otra
vez estos sentimientos.
Pero hay otras tres
parejas de las que aún es más difícil predecir el futuro, porque además
intervienen otros factores, como un tercero o tercera en discordia, o como en
el caso de Raimundo y Francisca un montón enorme de desencuentros, malas decisiones,
rencores extremos,...y especialmente y por parte de la mujer, un corazón
endurecido e incapaz de aceptar sus errores.
Aunque creo que tendría
que pasar algo muy excepcional para que estos últimos tuvieran otro final que no
fuera seguir alejados. Quizás hubo un tiempo que les unió una gran historia de
amor, pero no veo que ello tenga ninguna posibilidad de renacer. Dos personas maduras,
con un amplio bagaje a sus espaldas, no creo que puedan aspirar a reeditar un
amor de juventud, por muy grande que fuera, cuando después solo ha habido odio
y rencor. Han pasado lustros alejados, no solo físicamente, y han tenido tiempo
de sobra para dejar atrás lo que no pudo ser, por lo que tampoco creo que pueda
seguir latente nada de todo ello. Ni siquiera lo que les unía, que era su hijo,
ahora existe.
Al tema de Bosco e Inés,
que aparentemente se pretende que sea la continuación de las historias protagonistas,
tampoco le veo un futuro nada esperanzador. Es una historia que considero no se
ha trabajado con mucho acierto y, de momento, no parece haber cuajado. Además
al existir Amalia, el protagonismo se ha desplazado a ésta, y Bosco apenas
parece recordar algo que sucedió en un visto y ni visto, una relación que se desvaneció
en un suspiro. Aunque, en este caso, este supuesto amor, que más bien se antojó
el descubrimiento de una experiencia en la que pienso que el deseo jugó un papel
importante, es posible que pueda volver a renacer. Y quizás algún día pueda consolidarse
y ser realmente lo que se pretende. Aunque
si hay algo de lo que no tengo muchas dudas, es que tendrán que esforzarse
mucho para ni tan siquiera acercarse a emular a las parejas que les han
precedido. Y en ello incluyo a Aurora y Conrado, la tercera pareja de la lista.
Admito que es sobre
la que me cuesta más escribir, porque me tengo que debatir entre lo que ya es sabido sobre su futuro, y lo que sucede
actualmente. Aunque lo cierto es que la realidad de esta pareja tampoco es tan halagüeña.
Y mucho menos la actitud de uno de sus componentes, Aurora, que parece que, de
pronto, se haya vuelto una adolescente insegura con sus propios sentimientos. Algo
que no hace un año tenía aparentemente muy claros, pero que ahora se mueven en
un mar de dudas que desgraciadamente son perfectamente visibles para Conrado. Y cuesta entender la deriva a la que han abocado a esta pareja, sin darles apenas
un momento de tregua, y mucho menos la posibilidad de que esta historia que un día
vendieron como algo que tenía que hacer temblar los cimientos de la serie,
pudiera desarrollarse para que ello fuera cierto. Porque algo que partió de una
premisa novedosa, como era la relación entre madurez e inexperiencia, y que podía
haber sido una historia con un gran recorrido, ha acabado siendo engullida por
otras historias que se han tejido a su entorno y que no la han permitido
avanzar. Y ahora que se vislumbra el final, no parece que vayan a
enderezarlo.
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