24 de enero de 2015

Las historias de amor de PV

No soy muy dada al tipo de series en el que se puede incluir PV, por lo que solo puedo conjeturar sobre la posibilidad de la existencia en el amplio abanico de propuestas de este género, y en cada una de las mismas, de una o varias historias de amor romántico, que además en algunos casos serán imposibles o difíciles de llegar a buen puerto. Vamos, como sucede en PV.
Pero seguramente también habrá historias  con finales felices, y espero que la de María y Martin sea una de ellas. Aunque el desenlace, que cada vez se vislumbra con mayor claridad, se antoje algo así como una despedida por la puerta falsa, al no poder seguir con sus vidas en PV (evidentemente las razones en la serie son unas y en la realidad, que es la que se impone, otras. Y probablemente la que se ha buscado era la mejor opción, antes que tirar de métodos más drásticos).
Martín y María, con su pequeña hija Esperanza, estarán juntos y serán felices. Pero lejos de los suyos.   
En realidad se podría decir que PV es un conglomerado del tipo de historias antes mencionadas, pero con un desarrollo muy diferenciado. No hay una igual a otra, ni un final igual a otro.
Aparte de la anterior, que considero una de las más preciosas que se han dado en la serie, al igual que sucede con la de Pepa y Tristán, actualmente existen otras que permiten seguir creyendo en el amor como núcleo central, aunque a veces quede obscurecido por las desgracias, que también son algo recurrente. Sin olvidar los guiños que se hacen al contexto histórico, pero que hacen de esta serie algo más que una simple telenovela.

Existe la historia de amor de Emilia y Alfonso, que ya está consolidada, igual que la de Pedro y Dolores (a su manera) o la de Mariana y Nicolás (que aún podría tener algún sobresalto, pues existe un secreto de éste que permanece latente, como es el de su origen y su familia). También las hay, que a pesar de haber sido muy bonitas en su momento, se han roto, como la de Hipólito y Quintina (también por razones ajenas a la serie), o las que aún no han empezado y que además parece que van a necesitar un empujón, como la de Fe y Mauricio.  Y, aunque ahora mismo no haya ningún indicio de que vaya a suceder, me gustaría pensar que en esta relación pueda incluirse también algún día a Candela, un personaje que aún puede tener su momento para vivir otra vez estos sentimientos.
Pero hay otras tres parejas de las que aún es más difícil predecir el futuro, porque además intervienen otros factores, como un tercero o tercera en discordia, o como en el caso de Raimundo y Francisca un montón enorme de desencuentros, malas decisiones, rencores extremos,...y especialmente y por parte de la mujer, un corazón endurecido e incapaz de aceptar sus errores.
Aunque creo que tendría que pasar algo muy excepcional para que estos últimos tuvieran otro final que no fuera seguir alejados. Quizás hubo un tiempo que les unió una gran historia de amor, pero no veo que ello tenga ninguna posibilidad de renacer. Dos personas maduras, con un amplio bagaje a sus espaldas, no creo que puedan aspirar a reeditar un amor de juventud, por muy grande que fuera, cuando después solo ha habido odio y rencor. Han pasado lustros alejados, no solo físicamente, y han tenido tiempo de sobra para dejar atrás lo que no pudo ser, por lo que tampoco creo que pueda seguir latente nada de todo ello. Ni siquiera lo que les unía, que era su hijo, ahora existe.
Al tema de Bosco e Inés, que aparentemente se pretende que sea la continuación de las historias protagonistas, tampoco le veo un futuro nada esperanzador. Es una historia que considero no se ha trabajado con mucho acierto y, de momento, no parece haber cuajado. Además al existir Amalia, el protagonismo se ha desplazado a ésta, y Bosco apenas parece recordar algo que sucedió en un visto y ni visto, una relación que se desvaneció en un suspiro. Aunque, en este caso, este supuesto amor, que más bien se antojó el descubrimiento de una experiencia en la que pienso que el deseo jugó un papel importante, es posible que pueda volver a renacer. Y quizás algún día pueda consolidarse y ser realmente lo que se pretende.  Aunque si hay algo de lo que no tengo muchas dudas, es que tendrán que esforzarse mucho para ni tan siquiera acercarse a emular a las parejas que les han precedido. Y en ello incluyo a Aurora y Conrado, la tercera pareja de la lista.
Admito que es sobre la que me cuesta más escribir, porque me tengo que debatir entre lo que ya  es sabido sobre su futuro, y lo que sucede actualmente. Aunque lo cierto es que la realidad de esta pareja tampoco es tan halagüeña. Y mucho menos la actitud de uno de sus componentes, Aurora, que parece que, de pronto, se haya vuelto una adolescente insegura con sus propios sentimientos. Algo que no hace un año tenía aparentemente muy claros, pero que ahora se mueven en un mar de dudas que desgraciadamente son perfectamente visibles para Conrado. Y cuesta entender la deriva a la que han abocado a esta pareja, sin darles apenas un momento de tregua, y mucho menos la posibilidad de que esta historia que un día vendieron como algo que tenía que hacer temblar los cimientos de la serie, pudiera desarrollarse para que ello fuera cierto. Porque algo que partió de una premisa novedosa, como era la relación entre madurez e inexperiencia, y que podía haber sido una historia con un gran recorrido, ha acabado siendo engullida por otras historias que se han tejido a su entorno y que no la han permitido avanzar. Y ahora que se vislumbra el final, no parece que vayan a enderezarlo.

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