Quizás el sistema vigente en 1922
permitía situaciones que actualmente se antojan bastante más excepcionales,
pero admito que aún me siguen dejando perpleja algunas cosas que se dan en la
serie, como el oír decir a Francisca que no ha dado permiso para suspender la búsqueda
de María y Esperanza. Que su poder llegue hasta el punto de mandar incluso sobre
la Guardia Civil me parece algo excesivo, aunque visto lo visto, no imposible.
Supongo que hay que recurrir a
las páginas de la historia para comprender el poder de los caciques en aquella época,
porque de otra manera no se entiende que alguien que no ostenta ningún cargo
público, tenga capacidad de decidir temas que habrían de ser solamente incumbencia
de los estamentos establecidos, como las fuerzas del orden o el gobierno local
o supralocal. Por no decir de lo que atañe a la justicia.
Pero es evidente que el poder y
el dinero estaban por encima de todo ello, más en el ámbito rural dónde la
gente dependía casi por completo del capricho de una clase social aupada, no
por propios méritos, si no por los elementos mencionados anteriormente o por su
cercanía al partido dominante. Algo que desgraciadamente aún no ha desaparecido,
porque (sin generalizar) no siempre están en los sitios de poder los mejor
preparados o los que podrían hacer las cosas teniendo en cuenta también el
sentir del pueblo y no exclusivamente el de las clases más favorecidas. Por
supuesto no pienso que el pueblo tenga siempre la razón, pero creo que hay que
escucharlo.
Algo que, evidentemente, no casa
con la doña, que ni remotamente se plantea tal posibilidad. Anclada en su idea
de señora feudal, sigue manteniendo con mano férrea los privilegios que le han
otorgado su posición y su manera de actuar, sometiendo a la gente por el medio
más infalible: el de ofrecer medios de subsistencia, aunque sea en condiciones
de semi-esclavitud.
Por ello tengo esperanzas que
Severo cambie esta visión. Aparentemente con un poder semejante al de la doña,
sus maneras parecen muy diferentes. De hecho él mismo le dijo a Mauricio que era
uno de ellos, y creo que era sincero con tal afirmación.
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