21 de febrero de 2014

Sin barrotes para el corazón

El cuerpo puede estar preso, pero no se pueden poner barrotes al corazón.
Si bien es cierto que Conrado ha perdido momentáneamente la posibilidad de moverse libremente, no hay nada que le impida sentir, más que las barreras que se puede imponer él mismo. Y se podría hablar de que ello tiene mucho que ver con la voluntad y la determinación, pero también con los sentimientos. Aunque no necesariamente por este orden.
Sin embargo a Conrado no le han servido de mucho las dos primeras, ante la más sentida declaración de amor que pudiera esperar: la firme confianza de Aurora en su inocencia. Con lo que los sentimientos que hasta ahora eran de temor ante la posibilidad de dañar a la persona amada, han dejado paso a una realidad: Aurora es el eje sobre el cual ahora pivota su existencia y no desea alejarla de él, a pesar de todo.
El apoyo de ésta ha sido crucial para que todo el torrente de sentimientos se haya desbordado. Y aunque vendrán días muy duros para ellos, estoy convencida que su relación ha dado un paso importante, y que conseguirán salir adelante y consolidarla. (Eso sí, con los evidentes contratiempos que los guionistas se encargarán de facilitarles)
Pero dejando este tema, quisiera entrar en otra faceta relacionada: la frescura que aporta la franqueza con la que actúa Aurora.
Recuerdo que en los primeros tiempos de la serie, algo que se reprochaba continuamente era el hecho de que se mantuvieran en secreto cosas cruciales que podían afectar a las vidas de los personajes. Y algo hay también en esta nueva etapa.
Por ello el caso de Aurora es bastante inusual. No es que vaya pregonando por ahí lo que siente, pero no duda en hacérselo saber a las personas en las que confía y a las que quiere. Y si bien es cierto que Candela, Rosario y María son sus confidentes, no lo es menos Martín.
Y aquí entro en otro tema: el cariño y la confianza entre los dos hermanos. Me encanta esta faceta y también el papel de hermano mayor que adopta Martín, aunque las más de las veces no consiga más que recibir sobresaltos causados por los actos de Aurora. No es fácil retener un alma rebelde como es la chica, que actúa las más de las veces guiada por sus impulsos y sin que la prudencia sea su fuerte. Pero será porque en el fondo él también es así, siempre acaba entendiendo las razones de su hermana y dándole su apoyo. Como en el caso de Conrado.
Martín es quién mejor puede entender a su hermana, porque sabe lo que es luchar por amor. Ni siquiera ha cuestionado el hecho de que Aurora ame a alguien acusado de asesinato, porque es evidente que el hecho de confiar en su hermana incluye el de hacerlo de su criterio. Si ella cree en la inocencia del hombre, el no lo hará menos.


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