Según he podido leer, el
juramento hipocrático ha ido cambiando su texto, adaptándose a los tiempos. Pero
lo que no ha variado es el espíritu para lo que fue concebido, un compromiso público
de ejercer la medicina, o lo relacionado con la salud , velando siempre por el
beneficio de las personas y sin incurrir jamás en acciones que vayan en menoscabo
de las mismas. Y aunque no tenga rango jurídico y su valor sea sólo histórico o
tradicional, por lo visto aún se sigue pronunciando en algunos lugares.
Al respecto considero, aunque
puntualizando que no es mi pretensión restarle ni un ápice de su valor, que ello
tiene más bien aspecto de rito de iniciación. Ya que lo que realmente importa y
se sobreentiende, es que una persona que dedica largos años a prepararse para
el ejercicio de esta profesión, lo hace por vocación y con la intención de usar
los conocimientos adquiridos para curar o aliviar el sufrimiento de las
personas. No creo necesario además que se comprometa públicamente a ello, ni que
ningún juramento de este tipo sea garantía de nada.
Se entiende que en Lesmes se
dan los principios anteriores. Es posible que se decantara por la medicina por
vocación y que además hiciera el juramento. Y hasta hace un par de días, aunque
pudiera verse enturbiado su personaje por temas ajenos a su profesión, lo
cierto es que no había nada que objetar a la manera como ejercía, con el
añadido de haber traído al pueblo nuevos conocimientos y métodos más modernos y
avanzados.
Pero ……
Parece que detrás de esta
apariencia del médico se esconde algo más sórdido y peligroso. Y que además lo
que ha de servir para Aníbal, no vale para María y su bebé.
Es algo realmente inconcebible
que en el primer caso Lesmes ponga todos sus conocimientos y dedicación para
encontrar una solución al mal del chico y en el segundo el empeño sea
precisamente para lo contrario. E incurriendo en un acto criminal, saltarse
todos los códigos morales y éticos, aunque especialmente los inherentes a su
profesión, para perpetrar lo que con toda seguridad va a suponer un grave deterioro
de la salud de María y su bebé, con la
evidente intención de causarles la muerte a uno o a ambos.
Y ni siquiera es necesario preguntarse
el porqué de esto, ya que es execrable de todas maneras.
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