13 de febrero de 2014

Por quien doblan las campanas

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, 

o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, 
porque me encuentro unido 
  a toda la  humanidad; 
                               por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
                                                                 doblan por ti                                                                                                                                      JOHN DONNE
Aún resuena el lamento desgarrador del chico que ha perdido a la mujer a la que ama. La chica alegre y vital con la que aún ayer hacia planes para un futuro juntos y que ahora yace sin vida, arrebatada por la mente enferma y desquiciada de un loco 
Y otra vez (y van…) las campanas de PV han tocado a difuntos.
Pero en medio de todo, algo reconfortante. El valor de la amistad, el hombro en el que apoyarse ante la adversidad, el dolor compartido y sincero. Esto es Conrado para Isidro, y seguro que lo va a ser en el futuro. La relación entre los dos hombres tiene una base firme, y de hecho el chico es probablemente la única persona que ha podido ver quien se esconde detrás de la apariencia hosca de Conrado, el único al que éste ha sido capaz de abrir su corazón. Algo que, por cierto, ha sido reciproco y que da cuenta de hasta que punto su amistad es sólida.
Bueno, quizás no sea el único. A Tristán, que no era precisamente un lince para ver según qué cosas, le bastó una mirada para confiar en el geólogo y en sus motivos. Y puede que también Aurora vea algo más y que, a diferencia de los demás, intuya que detrás del caparazón en el que escuda Conrado, hay algo que le atormenta y que influye en su carácter.
Lo admito, también hay momentos en que me es difícil justificar el comportamiento de éste. Pero lo intento.
Ello me lleva a considerar que se están llevando mal las cosas con él. Primero condenándolo al ostracismo y al repudio de los vecinos, culpándole de una situación que se ha escapado de todo control. Aunque obviando la responsabilidad de quien realmente tendría que hacerse cargo. No sé muy bien que podría haber hecho el alcalde de haber estado en su sitio, pero es claro que la evidente falta de autoridad de quien ha de ostentarla y que ha hecho mutis por el foro sin ninguna justificación más que la de alimentar su ego, ha ayudado a que la situación de inseguridad que atraviesa el pueblo sea más manifiesta.  Y aunque exista la Guardia Civil para ponerle coto, no parece que esto sea tenido en cuenta.
Y puedo entender que ante el vacío de poder, las fuerzas vivas del pueblo hayan optado por buscar una solución, aunque no ostenten ninguna representación legal, ni tengan ningún poder de decisión. Otra cosa es que además se transmuten en juez, jurado y  dicten veredicto, sin siquiera escuchar la versión de la otra parte y basándose sólo en rumores. Ni tampoco pueden pretender llevar a la ruina a un hombre sólo para poder vivir tranquilos, optando por la solución fácil de hacer bueno el dicho de “muerto el perro, se acabó la rabia”, pero sin considerar que hay otras alternativas. Cierto que la cerrazón de Conrado no ayuda, pero considero que la razón está de su parte, pues ni ha provocado la situación, ni está haciendo nada más que intentar ganarse la vida honradamente y arriesgando su propio dinero, lo hace en sus propias tierras, y además no dudo que dispone de todos los permisos para la explotación. Por lo que legalmente no pueden hacer nada para cerrársela, y menos únicamente con del débil argumento de traspasarle la responsabilidad de lo que hacen sus hombres fuera del trabajo. No creo que lo de la responsabilidad civil subsidiaria se pueda aplicar en este caso, ni es probable que  existiera nada remotamente parecido en una época en que los trabajadores eran poco más que esclavos.
Aunque lo peor de todo (aunque ellos no sean conscientes de ello) es que están siendo manipulados por el médico, que está haciendo bueno el dicho anterior, aunque en otro sentido. Porque podría entender que éste quiera apartar a Conrado de Aurora, pero los métodos utilizados no son muy ortodoxos que digamos, ni dicen mucho a su favor. 

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