No sé qué considerar peor. Si la
cara de bobo y la falta de reacción de Bosco ante algo a todas luces
improcedente, o las injustificadas y gratuitas pullas, que en realidad se
podrían calificar más bien de insultos, vertidos por Francisca. Aunque en
realidad tanto el uno como la otra merecen el mismo calificativo: patéticos.
Es inevitable que en un pueblo
pequeño como Puente Viejo la gente tarde o temprano acabe cruzándose, por mucho
que quieran evitarse, y que en consecuencia se produzcan encuentros no deseados.
Pero nada en la serie sucede porque sí, y he llegado a la conclusión que la
intención de los guionistas no es otra que poner en boca de la persona más dispuesta
para ello, es decir Francisca, algunas opiniones que nadie más dirá en la serie,
y que sólo se pueden encontrar casi en exclusiva en las redes. O dado que lo capítulos
se ruedan con bastante antelación, las que es más que previsible que se den, como
así ha sucedido en el caso de Aurora. Pero una cosa es lo que es y otra lo que
parece, aunque con Aurora esto último se puede traducir para alguien a quien le
importe poco buscar el fondo de la cuestión, que lo que ha hecho es tirar la
toalla a las primeras de cambio.
Aun así la actitud de Francisca
es totalmente abominable. Es su nieta, sangre de su sangre, aunque la inquina
que le tiene a ella y a su hermano es rayana en lo irracional. Cierto que ambos
no son precisamente dóciles corderillos a quienes sea posible tapar la boca, y
que los dos han dado muestras sobradas de carácter y de que es fácil que
les dobleguen. Pero no se puede culpar a los hijos de los “supuestos pecados”
de los padres, como tampoco esperar que acepten esta situación sin rebelarse. También es cierto que cada una de las partes lo ve según su propia óptica, y que mientras
la de Martín y Aurora es la correcta, la doña se lo mira desde un prisma muy
diferente que no tiene nada que ver con la realidad. Por lo que los chicos
tienen motivos más que sobrados para no sentir ningún apego a esta abuela que
ha conseguido, con sus malas artes, que toda su familia y paisanos sientan un
profundo y merecido desprecio hacia ella.
Pero de ahí a perder incluso las
formas y la educación, especialmente cuando se trata de una persona con cierto
prestigio (al menos entre los suyos) ya es ir demasiado lejos. Francisca se ha
comportado como una vulgar arrabalera, lanzando todo el veneno que es capaz de
acumular contra alguien que, primero no puede defenderse, y después que está
muy lejos de merecer semejante chaparrón. También es cierto que casi nunca deja
de comparar a Aurora con su madre, utilizándola para que siempre salga
malparada la chica. Sin embargo no creo que tuviera necesidad de ir tan lejos.
Y sólo cuando los ánimos se han
crispado del todo y Francisca empezaba a perder terreno, ha sido cuando Bosco
ha reaccionado como el gallito que empieza a parecer. Pero no contaba que se
iba a encontrar con la horma de su zapato.
La verdad es que si no soluciona
pronto este tema de Bosco y emerge la persona que creo que aún subsiste en él
(no puede haber cambiado tanto que ya no recuerde su pasado), no creo
que sea posible empatizar con el chico. Y no me refiero a encontrar el camino para encauzar el tema de su supuesto amor por Inés, (algo
que sigo sin creerme) sinó a que abra los ojos y resurja la persona que existía antes de que Francisca
pusiera su zarpa en él.
Porque quiero creer que Tristán y
Pepa no pudieron hacerlo tan mal con este hijo.
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