Son dos chicas de edades
similares, cuya vida ha sido azarosa y llena de dificultades a pesar de sus
pocos años. Y ahora ambas, cuando ya parecía que el rumbo de sus vidas estaba
encauzado y su futuro más o menos
decidido, de repente han visto como el destino daba una vuelta de tuerca
enfrentándolas a un reto singular: decidir si lo que tienen es lo que quieren o
desean algo más.
Antes de continuar he de remarcar
el hecho de que, a pesar de todo, la suerte las ha favorecido a ambas, porque
al final han encontrado dos hombres maravillosos que han sabido interpretar la
palabra amor en toda su acepción. Que saben respetar el espacio de sus mujeres
sin coartar sus deseos y sacrificando los propios.
De María ya he hablado y parece
que tiene sus prioridades claras. Pero ello no impide que además también pueda
tener sueños, y ahora el destino le ha puesto en su camino la posibilidad de descubrir
que también existen para ella. Sin renunciar a lo que ya tiene, que es por lo
que tanto ha luchado.
El caso de Aurora lo veo algo
diferente. Ella si tenía sueños (o al menos así lo creía), pero la dura
realidad se impone. Los sueños a veces, por mucho que se porfíe, pueden
convertirse en una dura cuesta arriba imposible de superar, más para una fémina
y en aquellos tiempos. Porque fuera del mundo que Aurora ha conocido hasta
ahora, de los referentes masculinos nada corrientes que ha tenido y que dan una
imagen poco habitual de este género y para la época en la que transcurre la acción,
existía otro mundo en el que las mujeres no contaban, pues ya tenían un rol
asignado desde su nacimiento y no era el de tener un puesto de responsabilidad
y parejo a un hombre. Afortunadamente al menos en este campo las cosas han
cambiado mucho, aunque hay todavía otros sectores en los que el papel femenino sigue
siendo residual.
Poco le va a servir la firmeza de
carácter, o la voluntad de no dejarse avasallar, en un lugar lleno de varones misóginos
carcamales y machistas, dispuestos a hacerle la vida imposible solo por el
hecho de ser mujer y reclamar los mismos derechos que los hombres. Y ya sé que
Aurora no es mujer de tirar la toalla, pero la lucha es muy desigual,
acrecentada ahora por una añoranza creciente y por las palabras de la razón.
Porque, sin haberse puesto de
acuerdo y con argumentos bien diferenciados, Lucas y Gregoria la han puesto
delante de una encrucijada, obligándola a sumergirse en su interior y descubrir
la verdad oculta. Y es que quizás tenían algo de cierto las palabras de Martín
cuando le decía que se refugiaba en su supuesto sueño para huir del sufrimiento.
Y ello sin apercibirse que precisamente esto iba a acrecentarse al tener además
que elegir entre el amor y el querer. Pero ahora obligándola a darse de bruces
con el hecho que las ideas románticas casi siempre solo existen en los libros,
y que los deseos no pueden confundirse con la realidad.
Admito que me gustaría que Aurora
les diese en toda la cara a la pandilla de mentecatos que pululaba por aquellas
instituciones, demostrando que una mujer puede con ellos, como en su día hizo
Gregoria. Y, por supuesto, no espero de ella que se muestre sumisa y callada ante las injusticias y los malos modos de los carcamales que tiene como profesores, que estaría bien que alguien pusiera en su sitio. Pero también entiendo que la realidad de la situación de Lucas y su
novia le haya hecho ver el peligro al que se enfrenta en su relación con Conrado,
y la posibilidad de perderlo.
Habrá que ver hacia que lado se
inclina la balanza. Aunque no tengo ninguna duda.
Al respecto de esto, tengo que
decir otra cosa. Me gusta la trama de la aventura universitaria de Aurora y me
gusta el simpático, bromista, buen compañero y mejor amigo Lucas, por lo que sentiré dejar de
verlo, cosa que por otra parte creo que va a suceder con toda probabilidad. Pero
lo cierto es que, a pesar de todo, jamás he conseguido imaginarme cómo podía desarrollarse
la historia de Conrado y Aurora desde una distancia tan considerable y por un espacio
de tiempo tan largo.
La verdad es que, a mi modo de ver, si una historia podía enfocarse mal, ha sido la de Aurora.
ResponderEliminarLa muchacha en esos tiempos tan difíciles para la mujer, consigue entrar en la facultad de medicina, profesión de hombres, su sueño, que con su carácter obstinado y luchando contra todos y todo sabemos que conseguirá … y no aguanta ni tres semanas sin su familia ni sin su prometido… La idea de María era buenísima (todo lo buena que pueda ser, vistas las circunstancias que no niego que fueran difíciles), y todo el mundo la rechaza. La opinión de Rosario tenía bemoles… eso de que no se pueden hacer dos cosas a la vez (estudiar y tener una familia) porque sino las dos se hacen mal, nos viene a decir a todas las mujeres estudiantes (y trabajadoras interpreto yo) con familia -que en definitiva somos muchísimas-, que no hacemos bien ni una cosa ni la otra, y que más nos convendría elegir… Aparte de que su opinión es muy sorprendente, porque ella trabajaba (cierto que era por necesidad y seguro que hubiera preferido quedarse en casa, pero lo hacía) y su familia la tenía bien atendida. Haciendo grandísimos sacrificios, pero lo hacía. ¿Por qué entonces Aurora no podría hacer lo mismo si ese era su deseo? ¿con grandísimo esfuerzo y sacrificio (porque todos sabemos que las mujeres de antaño que trabajaban hacían doble trabajo, fuera y dentro de casa pues los hombres apenas se ocupaban de los niños), pero lo mismo? Conrado, el propio interesado, parecía decir un poco lo mismo, pero lo entendí de otra manera, vi acertado su razonamiento: no quiere casarse con ella ahora para que Aurora pueda dedicarse a los estudios y no tenga que hacer tanto sacrificio… entonces el sacrificio lo hace él, aunque tenga que esperar siete largos años. Ser esposa y dedicarse a los hijos en exclusiva está muy bien, más que bien. Pero sólo si es lo que una desea hacer, sin dejar de lado otros sueños de realización profesional, que es lo que los avances muestran que Aurora está a punto de hacer. En definitiva, que nos vienen a decir que se tiene que elegir entre estudiar o trabajar y tener familia. Y en el caso en que una mujer se emperre en trabajar, al menos que lo haga en una profesión de mujeres, enfermera. Todo esto es contra lo que las mujeres de generaciones anteriores ha tenido que luchar para conseguir lo que se ha conseguido, y aún hoy día se lucha. Como dices, Anna, las cosas afortunadamente han cambiado, pero no han cambiado porque de un día a otro los hombres cambiaran de opinión y dejaran entrar a las mujeres en "su mundo”, sino por la lucha de valientes mujeres que con su sacrificio, y teniendo que trabajar el doble (pues no todas las mujeres en trabajos de hombre eran solteras como nos intentan mostrar con Gregoria), nos han abierto el paso a las de generaciones posteriores. Pero por lo visto Aurora no formará parte de ellas. Y con eso no estoy de acuerdo: más les hubiera valido no empezar esta trama que acabarla así. En mi opinión, es una gran decepción.
Siento el rollo que he metido. Un beso, Miguelitas
Gracias por tu comentario.
EliminarComo va a ser un rollo lo que dices!! En realidad has puesto en palabras lo que yo sólo he comentado de pasada y de manera superficial. La lucha inacabable de las mujeres para hacerse un lugar en la sociedad sin necesidad de tener que hacer frente a los estereotipos del todo en clave masculina, que asignan un papel determinado al género femenino.
Y, por supuesto, yo también me siento decepcionada porque Aurora renuncie tan pronto y se deje vencer. Aunque a decir verdad, jamás he entendido que pretendían con esta trama, porque era evidente que iba a suponer un problema en la relación con Conrado. Y creo que había otras maneras de enfocarlo sin la necesidad de que Aurora quedara en evidencia.
Un abrazo