8 de septiembre de 2014

Pasando pàgina

No puedo estar sin comentarlo, aunque ello entre en mí cada vez más habitual línea de cuestionar algunos temas de la serie (sin embargo espero que se vea con intención constructiva y no de otra manera).
Me refiero al desenlace de la situación de Mariana.
Entiendo que el alivio porque el tema se haya acabado puede pasar por encima de otras consideraciones. Pero a menos que salga algo de extranjis y lo vuelva a reiniciar, como la posible implicación de Francisca en el asunto, me parece que se ha finiquitado en un plisplas y sin notables consecuencias, aparte de la no despreciable desaparición de la acosadora. Y no es que espere que la familia de la chica la pague con la misma moneda y le devuelva los malos modos de los que ha hecho gala estas últimas semanas, como también me parece una buena cosa que decidan girar página sin darle más vueltas al tema. Pero creo que se ha pasado de un extremo a otro sin término medio.
Y creo que especialmente Nicolás merece algo más que una explicación y una disculpa. Ha quedado patente que todo el infierno que Mariana ha pasado se lo podría haber ahorrado demostrando un poco más de confianza en los suyos, y de manera particular en el hombre con el que comparte su vida. Ya no voy a entrar en el tema de que éste también oculta algo importante de su pasado, que no ha compartido con ella, lo que le hace acreedor también de reproche. Pero no es lo que me ocupa, sino el modo con el que Mariana ha llevado este asunto de Micaela.
Entiendo que esto es una ficción y que esta trama era una manera de darle protagonismo a Mariana, aunque fuera en su descredito. Porque así ha sido durante las largas semanas en las que esta situación ha ido empeorando hasta llegar al límite. Y sin que la explicación a todo ello sea muy razonable, por mucho que se busque una justificación. Porque no me parece nada coherente que una chica que ha dado muestras más que sobradas de su fortaleza, se deje acobardar por las amenazas de una mujer mayor y sola, que no tiene más que su palabra. Cierto que los remordimientos también han jugado su baza, pero no me parece suficiente.
Aunque admito que también es muy fácil hablar cuando les sucede a los otros.
Pero ya me sorprendió en su día que Alfonso y su familia se tomaran tan a la ligera el hecho de que la chica le hubiera disparado, y que nadie la presionara más para que explicara sus verdaderas razones. Porque las que dio se veía a la legua que eran meras excusas y no tengo a Alfonso por memo, si acaso alguien que quiere mucho a su hermana pequeña y se lo perdona todo.  
Pero creo que ahora Mariana necesita una buena reprimenda y no sólo palmaditas en la espalda. Es claro que su esposo y su familia la hubieran apoyado y ayudado, sin que se hubiera visto en la necesidad de actuar por su cuenta, hasta el extremo de ofrecerse en sacrificio.

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