No creo andar muy errada al considerar poco probable que María jamás haya contemplado, ni en sus sueños más
remotos, la posibilidad de ser la protagonista de una de las revistas de moda
que, en aquel tiempo, debían ser una de los pocas distracciones y también una mirada al exterior de las ociosas señoritas de buena posición.
Creo que María es sincera y tiene
muy claras sus prioridades. De hecho no ha expresado dudas al rechazar la
oferta, aunque después y en “petit comité” haya admitido que siente que de
haberse dado otras circunstancias y su situación fuera distinta, quizás habría aceptado
esta oportunidad de salir del
pequeño mundo que es PV. Pero, dando pruebas otra vez de madurez, ni siquiera
se ha planteado cual había de ser la respuesta. Su lugar está junto al hombre
de su vida y su hija.
Porque esta propuesta la
obligaría a replantearse toda su existencia.
Quizás en la actualidad no sea
tan descabellado ser maniquí, esposa y madre, pero la concepción de la mujer en
la sociedad, y otros factores no menos desdeñables como las distancias, hacían en
aquella época que un tema de este calibre tuviera un sentido muy diferente. A menos
que la mujer estuviera totalmente decidida a escoger, veo muy complicado
compaginarlo todo y además hacerlo bien.
Otra cosa es la opinión que me
merece el destino que los responsables de la serie parecen querer imprimir a
los deseos del personaje de María de ampliar sus horizontes con algo que la
haga sentir más realizada. Y al parecer ello pasa por un trabajo difícil de imaginarse
para alguien que no tuviera sus características: refinada e incluso con un cierto
toque de glamour. De hecho es algo que han cuidado bastante de resaltar,
especialmente si la comparan con la otra señorita del Jaral, absolutamente en
las antípodas de ello, y que ha escogido una profesión en la que el físico es
lo de menos y si cuentan otras cualidades.
Por descontado no es mi intención
denostar contra las maniquís, porque aparte de ser una profesión como cualquier
otra, un saber estar y físico agradable no tienen por qué estar reñidos con una
cabeza bien amueblada. María tiene de todo ello y de hecho también tod@s
conocemos ejemplos en la vida real, como se me ocurre ahora mismo podría ser Judit
Mascó. Pero hay otras. A lo que quería llegar es que precisamente han escogido
una salida para ella que en el caso de que siga por ahí va a dejar de ser un
florero para pasar a ser lo mismo pero en papel couché. Eso sí, probablemente con
una buena remuneración. Por cierto, no hay que obviar que ello también supone
una oportunidad de oro para Nicolás
Admito que cuando expresó desazón
por su sensación de inutilidad, pensé en otros caminos para ella. Es la señora
del Jaral, por lo que no hubiese visto nada mal que se implicara en los asuntos
de la finca y ayudara a Martín, al menos en la administración. O quizás
ayudando en una escuela (porque debe haber niños en PV, aunque no sean visibles).
Por descontado nada que la obligara a alejarse del pueblo.
Aunque supongo que toda esta
trama es para dar sentido y la antesala de la partida de Jordi.
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