25 de febrero de 2015

¿Una señora nace o se hace?

¿Quién o qué decide la adscripción a una determinada clase social?
Evidentemente hay muchos factores que la condicionan, como son el dinero, el poder, o simplemente nacer dentro de una familia con lustre. Pero solo es algo de cara al exterior, porque no son más personas ni más importantes las que están situadas en las denominadas clases altas, ni menos de todo ello las que están por debajo. De hecho hay varios ejemplos en PV que demuestran a las claras quien es más persona, y no precisamente se encuentran entre los pudientes.
También es cierto que el nivel económico puede influir en una mayor educación y cultura, pero tampoco es consustancial. Porque se puede ser educado y culto sin ser rico, ya que la riqueza de la mente no se adquiere por ser una determinada clase social, sino por la constancia, el esfuerzo y la curiosidad. Aunque no voy a negar que el dinero da tranquilidad, y que la carencia del mismo puede destrozar muchas oportunidades.
Pero también existe la posibilidad de pasar de una clase a otro por méritos propios o adquiridos, aunque no siempre l@s que alcanzan mayor nivel económico saben manejarlo adecuadamente. Por supuesto no es el caso de Severo, que ha estado en los dos lados y, a menos que se tuerza, parece que tiene siempre en mente los tiempos en los que pasó penalidades y sabe ponerse en el lugar de la gente más desfavorecida. Vamos, que tampoco lo veo un terrateniente al uso, o al menos que siga los tópicos establecidos.
Otra cosa es el señorío, y esto sí que considero que no se adquiere con el dinero.
No dudo que a principios del siglo XX las clases sociales estuvieran mucho más marcadas y que, aun existiendo clase media, en la que se podría englobar a Emilia y Alfonso por ejemplo, la diferencia entre ricos y el resto de la población estaba muy definida. De ahí que los primeros evitaran mezclarse con los segundos, por aquello de no ser contaminado por la plebe. Sin embargo el señorío, en el sentido de elegancia, educación y comportamiento no es exclusivo de una determinada clase social, y la madre de Nicolás puede ser una mujer con poder y dinero, pero como señora deja mucho que desear.
En realidad reprocharle su actitud a ella es lo mismo que hacerlo a Francisca, porque son tal para cual. Altaneras, no prestan atención al resto de los mortales porque se consideran por encima y no dudan en mostrar su desdén por éstos. También son manipuladoras y carecen de escrúpulos para clasificar lo que hacen, ya que consideran que están en posesión de la verdad y si causan daños los consideran algo colateral de lo que no son responsables.
¡Vaya, un par de perlas!
Desgraciadamente a Mariana no podía haberle sobrevenido peor familia que los Ortuño (exceptuando claro está, Nicolás). Pero los tiempos parece que ya estaban cambiando, y que agachar la cabeza ya no era la tónica general. Y ahí es cuando aparece una verdadera señora, Rosario, que si conoce lo que es la educación y cómo ha de comportarse una persona.  Porque aunque en este caso se trataba de su hija, no dudo que hubiera adoptado igual actitud con cualquier otra persona. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario