Es una obviedad decir aquello de
que “los tiempos avanzan una barbaridad”, ya que es un hecho que lo que hoy es
novedad posiblemente al mes siguiente ya se ha quedado atrás, bien porque ha
surgido algo nuevo mucho más avanzado en tecnología o prestaciones, o porque se
ha descubierto un nuevo método o tratamiento menos invasivo y más eficaz, o porque es evidente que la globalización avanza y ya no hay barreras….
Pero en una época en que los
medios y las comunicaciones están al alcance de casi todos, esto tampoco sorprende.
Ni siquiera a nuestros mayores, que ellos si han vivido una auténtica
revolución pero a la que han sabido adaptarse.
Evidentemente en 1922 el ritmo
era muy diferente y la “modernidad” no llegaba con la misma rapidez a todos los
sitios. Mucho menos a los ambiente rurales, en los que las comunicaciones eran
un bien escaso.
Matías está abriendo los ojos al mundo y descubriendo este concepto de lo nuevo y sorprendente. Y es realmente gratificante ver la curiosidad y la ilusión con la que afronta algo que para nosotros entra dentro de la más absoluta normalidad: el descubrimiento del cine. Como ha dicho Raimundo, aún a pesar de haber llevado una vida de sufrimientos y penurias, el chico conserva la inocencia y la ilusión de sus pocos años. Aunque evidentemente mucho de ello es gracias también a que Emilia y Alfonso se han cruzado en su camino, y le han dado la posibilidad de cambiar un destino que, de otra manera, habría acabado probablemente en una cárcel o algo peor. Ahora Matías puede disfrutar de una familia de la que recibe cariño a manos llenas, y él corresponde devolviéndolo y haciendo que principalmente Emilia y Alfonso vuelvan a vivir la ilusión (y los dolores de cabeza) de la paternidad.
Matías está abriendo los ojos al mundo y descubriendo este concepto de lo nuevo y sorprendente. Y es realmente gratificante ver la curiosidad y la ilusión con la que afronta algo que para nosotros entra dentro de la más absoluta normalidad: el descubrimiento del cine. Como ha dicho Raimundo, aún a pesar de haber llevado una vida de sufrimientos y penurias, el chico conserva la inocencia y la ilusión de sus pocos años. Aunque evidentemente mucho de ello es gracias también a que Emilia y Alfonso se han cruzado en su camino, y le han dado la posibilidad de cambiar un destino que, de otra manera, habría acabado probablemente en una cárcel o algo peor. Ahora Matías puede disfrutar de una familia de la que recibe cariño a manos llenas, y él corresponde devolviéndolo y haciendo que principalmente Emilia y Alfonso vuelvan a vivir la ilusión (y los dolores de cabeza) de la paternidad.
De todas maneras puedo imaginarme
lo que pasaba por la cabeza de los que veían por primera vez imágenes en movimiento
en una pantalla. De hecho recuerdo haber oído contar a mi bisabuela que en los
primeros tiempos el público incluso se apartaba en su silla o se agachaba
siguiendo lo que veía en pantalla, como si los actores pudieran salir en
cualquier momento de ella y saltar sobre ellos. O creía realmente, como Matías,
que éstos se ponían en peligro, que no dudo que algo de ello habría porque
tampoco los especialistas debían abundar.
Sobre el personaje de Matías, hay
algo más. Creo que, de vez en cuando, los responsables de la serie se topan con
una idea interesante, que después coge carrerilla. Lo han conseguido con Fe, un
personaje del que no creo esperaran tanta repercusión, y pienso que si no lo estropean,
también pueden hacerlo con el chico. Ambos son un soplo de aire fresco en unas
tramas insípidas, que no parecen avanzar nada.
El huérfano" con William Farnum, actor que llegó a ser uno de los mejor pagados de Hollywood , con unos ingresos de unos 10.000 dòlares semanales |
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