Hasta donde
me alcanza, no recuerdo que de todo el reguero de muertos que han desfilado por
la serie, ninguno haya fallecido de muerte natural (o al menos a su tiempo). Todos
han sido ayudados a hacer el tránsito, la mayor parte por sicarios de la doña,
cuando no por su propia mano.
Ahora se
perfila otra despedida, pero esta vez sí que parece que es la naturaleza la que
se ha adelantado. Porque el sobado recurso de la maldición de Francisca que da la impresión que estaría funcionando otra vez, no es más una declaración de malas
intenciones que esta vez por una casualidad va a tener resultados. No hay más
que recordar que en las otras ocasiones ha funcionado mediante “ayuda” directa
o indirecta, no porque el destino lo haya dispuesto (aunque esto parece un
contrasentido, pues precisamente es el destino lo que marca a cada persona).
Otra cosa que
también se intuye es que la felicidad en esta serie suele ser efímera, y que
cuando se alcanza casi siempre hay algo que viene a estropearlo. Solo algunos
han conseguido esquivar esto, aunque sea a costa de ímprobos esfuerzos y sufrimientos.
Pero al parecer esto no vale para Inés, un personaje que desde el principio ha
llevado instalado el dolor en su rostro y a su paso. Hasta el previsible final
que ya se adivina.
Sin embargo,
y aunque detesto dar la razón a quienes lo afirman, lo cierto es que la
felicidad acaba muchas veces haciendo caer las tramas en la monotonía. Claro
que deseo que los personajes sean felices, pero también necesitan algunos
alicientes para tener protagonismo, más que deambular por los salones mano
sobre mano, o peor aún, dándole a la copa. En el caso de Inés además está el tema
añadido que es un personaje plano, sin personalidad ni carácter, lo que la hace
doblemente insípida. Por lo que pienso que a pesar de todo y de lo que va a
representar para Bosco, es un personaje prescindible ya que no aporta nada.
En realidad
pienso que incluso lastra a éste. Es cuando Bosco actúa en solitario, cuando muestra
una faceta mucho más interesante, que además creo que va mejorando con el
tiempo. Incluido el actor, que alcanza niveles mucho más notables interactuando
con otros actores o actrices que le dan más vidilla.
Porque dejando
aparte las escenas con Severo, también tiene otras interesantes, que
aportan algo de personalidad al personaje. Como la protagonizada con Sixto, una
escena que me ha parecido muy interesante, porque en algún momento incluso me
ha parecido ver en él a su propio padre. Y al igual que él, convertido en un
hombre justo y con principios, que a pesar de sus pocos años tiene muy claro cuál
es el papel que le corresponde y lo que es correcto.
Algo que le hará
falta previsiblemente, cuando se convierta en viudo por segunda vez y con un
hijo a su cargo. Y ello sin haber cumplido ni de lejos los veinte años en la
ficción.
Por cierto, tiempo
habrá para ello y es difícil hacer conjeturas, pero espero que no suponga que ahora
vaya a caer en el ostracismo. Lo anterior demuestra que sí que es posible hacer
algo con el personaje, aunque por supuesto, en algún momento también vuelva a salir
el tema romance. Sin embargo, y con los antecedentes, es de esperar que en el
futuro lo hagan mejor.
Certero como siempre tu comentario. Es verdad; la felicidad en Puente Viejo siempre dura poco. Es más, un acontecimiento feliz suele ser la antesala de un periodo de sufrimiento. Ya lo vimos cuando el nacimiento de la pequeña Esperanza, la boda de María y Gonzalo… Pero por lo que respecta al personaje de Inés sorprende que estando destinada a ser la gran protagonista junto a Bosco tras la marcha de María y Gonzalo, a los que dicho sea de paso se les echa muchiiiiisimo de menos, vaya a desaparecer, o al menos así lo parece. Creo que si Bosco quedase viudo se abriría una nueva posibilidad de encontrar el amor con alguien cercano: Sol. Pienso que aunque de momento parece que la emparejan con Lucas, en Puente Viejo siempre hay triángulos amorosos y Bosco puede ser el tercero o el primero, según se mire, en ese hipotético escenario.
ResponderEliminarA mí me parece que Bosco no necesita de Inés para ser un muermo... Bosco prometía, pero como siempre se fueron a los extremos con él y luego intentaron traerlo de vuelta a la velocidad de la luz. Resultado: un desastre, ni aunque Francisco fuera un actor de Goya (que no me lo parece) podría salvar esos vaivenes, un poco igual que le pasó a Ariadna con Aurora (aunque ella había ido mejorando mientras que a Francisco se le ve estancadete). De hecho, yo lo veo un poco al revés que tú, creo que Fariba tiene más ángel que él y hay momentos en que las interacciones de Inés con otros personajes sin estar Bosco de por medio me han llegado a gustar mucho, pero no le han dado oportunidad de más... en fin, pronto veremos que hacen con Bosco después de Inés. Yo creo que veremos una repetición de la "locura" de Tristán, cosa que me enerva, porque siempre han pretendido que la audiencia le perdonara a este el abandono absoluto de su hija con la excusa de estar enfermo de dolor por Pepa, y yo nunca he sido capaz de hacerlo, como tampoco estoy por la labor de perdonar las atrocidades que Bosco cometió cuando era el perrito de la Montenegro. Me temo que la obcecación de los guionistas porque comulguemos con ruedas de molino y la manía que tienen de enseñarnos una cosa y contarnos de boquilla otra diferente está llevándome al hartazgo.
ResponderEliminarSaludos sigo tu blog desde mexico
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos
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