28 de julio de 2015

Duelo de titanes

Es claro que para sobrevivir en un mundo reservado al género masculino, la Paca ha tenido que echar mano de arrestos y de determinación. Aunque hay que decir que tampoco empezó desde cero, pues el dinero y el poder ya le venían dados por su familia. Solo ha tenido que manejarlo todo con mano férrea, algo que hay que reconocerle ha hecho bien. Aunque sus métodos ya sean otro tema.
Pero tampoco jamás se había encontrado con alguien que pudiera hacerle sombra. Desencuentros los ha tenido a decenas durante estos años, y personas que se le han enfrentado también. Pero nunca había perdido una batalla, ni nadie había conseguido hacerle morder el polvo como sucede actualmente. 

A veces me pregunto si los guionistas echan mano de profesionales o de documentación especializada para configurar las personalidades de los personajes. Y el hecho de que Francisca diga varias veces en cada capítulo “Yo soy Francisca Montenegro”, como para reafirmarse, así me lo hace creer.
Y en este punto es donde se manifiestan más claramente las diferentes idiosincrasias de dos poderosos, que llevan su estatus de diferente manera. Nunca  hemos oído que Severo haya hecho uso de estos términos, aunque se haya demostrado que su poder es análogo al de la doña. Si no más. Pero Severo es más humilde, probablemente porque él conoce la otra cara de la moneda y se ha tenido que ganar su lugar a pulso. El sí que ha empezado desde cero, escalando posiciones y forjándose un lugar privilegiado en la sociedad a base de tesón y esfuerzo. 
Además Francisca tiene marcada a fuego la soberbia. Y es esta misma soberbia la que la mantiene en pie, sin ceder un milímetro, a pesar de que ahora no tiene nada. Pero la que la hace no parecer dispuesta a dejar que crean que la han vencido.
Y por ello, y a pesar de que está viendo de primera mano que con Severo no se juega, sigue minusvalorándolo y pensando que algún día podrá devolverle el golpe. Algo que no digo que no sea posible, porque ya sabemos de los sucios métodos que emplea, pero creo que a partir de ahora lo tendrá mucho más complicado porque además está olvidando su posición actual, y que probablemente, aunque recupere su dinero, nunca podrá hacerlo del prestigio perdido. (También es verdad que con dinero de por medio no hay problema para lograr cualquier cosa tangible, y de esto la doña sabe mucho).  
De todas maneras Severo ha demostrado que cuando es necesario también puede tener la cabeza fría (y si no ahí está siempre Carmelo para recordárselo y para temperar sus ansias). A su inicial arrebato de ira y dejándose llevar por la provocación de la doña, le ha seguido la prudencia. Aunque lo mejor de todo es la constatación de que nadie en estos años ha podido amenazar a Francisca con tantas posibilidades de éxito.
En realidad ahora mismo no puedo imaginarme volver al escenario anterior, con Francisca otra vez volviendo a las andadas y destrozando vidas y personas. Creo que sería demasiado pedir para el cuerpo 

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