Decir que existe una reiterada tendencia (o al menos la sensación) de
alargar las tramas hasta límites infinitesimales, hasta que l@s telespectadores
quedamos casi agotad@s de tanto esperar, no creo que sea nada nuevo. Y en el
caso de Hipólito y Gracia va camino de suceder algo de ello, como si los
responsables de la serie se dieran tiempo para encontrar una salida razonable.
Lo cierto es que habrá que hilar muy fino para que se dé esta
circunstancia, porque es bastante improbable que esta pareja logre consolidar
su relación de manera legal, al ser él un hombre casado. Ya que por muy
enamorados que estén, es impensable que vivan amancebados y siendo el foco de
los chismorreos de todo el mundo, más en un pueblo pequeño como PV. Ni, por
supuesto, creo que D. Anselmo tenga tanta manga ancha como para volver la vista
hacia otra parte, especialmente teniendo en cuenta que la iglesia era valedora
de la moral imperante y sus representantes uno de los poderes que controlaban
la vida de la gente. También es cierto que este sacerdote en particular es
bastante permisivo, y que esta situación no es nueva para él pues ya la ha
vivido con anterioridad con Martín y María y con Bosco e Inés (ahora no
recuerdo si ha habido otros casos) pero en los anteriores era mucho más
flagrante pues ya había niños de por medio. Hipólito y Gracia son otra cuestión.
Sin embargo en algún momento, tendrán que encontrar la manera para que
esta pareja pueda estar junta, o en caso contrario acabar esta trama. Es
evidente que la mejor solución sería que Quintina pasara a mejor vida, pero
debe haber otra manera cuando la dejaron marchar sin cargársela.
Quizás sólo la terquedad de Gracia o la indiferencia, que no es tal, de Hipolito, consigan salvar todos los obstaculos
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