Ver las estancias de La Casona desnudas de muebles, cuadros y otros
enseres, produce una sensación extraña. Igual como ver a la otrora poderosa
Francisca, reducida a la misma condición que el común de los mortales, teniendo
que valerse con sus propias manos. Algo impensable hasta hace bien poco, pero
que ha demostrado que incluso los más encumbrados pueden cometer un traspiés
con consecuencias, algo que reconcilia un poco con lo que ha sido hasta ahora
la impunidad de la que ha hecho gala esta cacique. Aunque en este caso el
“culpable” de que haya caído en desgracia sea alguien de su misma clase social,
no la gente a la que durante años ha humillado y tiranizado, y que a la mínima
siguen mostrándose sumisos y temerosos de un poder que ya no existe.
Evidentemente siempre ha habido y habrá clases, y en consecuencia
dependencia. Pero esto va en las dos direcciones, algo que Francisca nunca ha
entendido. Y ello me permite traer a colación un comentario que leía no hace
mucho, en el que se afirmaba que en PV
se habían librado de una tiranía para caer en otra (la de la Quinta), e incluso
incluían en esta consideración al Jaral, por su condición de ser casa de un
terrateniente. Creo que hacer esta afirmación no es del todo correcta, porque
ha quedado demostrada la diferente manera de hacer de los responsables de las
diferentes haciendas al respecto de sus empleados. Porque si en La Casona se
explota a base de salarios míseros, no sucede lo mismo en El Jaral y en la
Quinta, donde los trabajadores reciben una paga justa y son tratados como
personas, no como animales de carga.
Ahora Francisca está conociendo de primera mano lo que ha hecho pasar a
otros. Aunque en honor a la verdad hay que decir que lo lleva con bastante
entereza, solo que es difícil decidir si es por la influencia de Raimundo, por
el orgullo de no darse por derrotada o por los deseos de venganza. O quizás
porque siempre le queda la esperanza de que, por mucho que vayan mal dadas las
cosas, algo va a recuperar de su ingente patrimonio.
Lo que si tengo por seguro es que nada va a volver a ser lo mismo.
Levantarse y volver a ponerse al mismo nivel es poco menos que imposible,
cuando ha caído en desgracia y ha sido abandonada por sus pares. No creo que
ninguno de ellos la vuelva a tratar con la misma consideración, y mucho menos si
intenta cobrarse algún favor o desea hacerle pagar la afrenta. Así que espero que al menos, si algún día
consigue librarse de las acusaciones que pesan sobre ella (que no hay que
olvidar que es algo que existe, aunque sea en grado de tentativa), haya
aprendido una lección.
Por cierto. Hay algo más a incluir en este comentario, aprovechando que
el tema central es la doña: el de la compasión que pueda despertar.
Creo poder afirmar que son más bien poc@s a los que la actual situación
de ésta les haya despertado este sentimiento. Era más bien un clamor el desear
que pagara por sus múltiples desmanes, y esto es lo que está sucediendo, aunque
su sufrimiento no se pueda comparar ni de lejos con el que ha causado. Por ello
que nadie acuda en su ayuda y, sin
regocijarse por ello, no muestren el más mínimo resquicio de piedad, entra
dentro de lo que podría considerarse normal. De hecho, si alguien se interesa
por la situación en La Casona, invariablemente es por la suerte que pueda estar
corriendo Raimundo, que aún conserva los lazos con su familia.
Y al respecto de la familia, hay quien también ha hablado de Bosco, de
su desapego hacia Francisca y de su alianza con La Quinta. Es cierto que esto
último ayuda a los planes de Severo y Carmelo en contra de la doña, pero hay en
el otro lado de la balanza varios factores: primero que aliándose con La Quinta,
Bosco contribuye a hacer prosperar su propia hacienda y con ello asegurarse una
situación holgada para su familia, que Severo se ha convertido en un buen amigo
que no duda en ayudar sin buscar contraprestaciones,….. Pero especialmente que no
le debe nada a Francisca, más bien al contrario. Cuando se habla de que ésta le
sacó de una vida de penurias y le dio cobijo y educación, además de cariño (que
a la postre tenia también su parte de interés, y que por poco acaba convirtiéndolo
en otro personaje oscuro) parece que se olvida que Bosco no se habría criado en
estado semisalvaje, ni habría tenido que ser rescatado, sino fuera precisamente
culpa de ella al provocar la muerte de la madre del chico. Y Bosco conoce los
hechos.
Igual que tod@s los demás, incluido Raimundo. Pero éste parece no
querer acordarse.
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