Imagino que
la sensación de no tener que dar explicaciones, ni de que no haya quien le pida
cuentas por su acción de gobierno (aunque quizás sea exagerar dar este
calificativo al “trabajo” de Pedro en el ayuntamiento….) debe ser algo novedoso
para él. Evidentemente el talante se lleva impreso y no es muy difícil pronosticar
que si un día las cosas vuelven por sus fueros, va a volver a mostrar la misma
actitud rastrera en la que lo hemos visto casi siempre.
Así que lo
más seguro es que sus actuales convicciones comunistas (si lo son realmente) se
vayan entonces por el sumidero, porque lo que es bien claro es que está bien
aferrado a la comodidad de la poltrona y a los beneficios que saca de su puesto,
que no siempre entran dentro del terreno de la legalidad. Por ejemplo lo hemos
visto en más de una ocasión sisar de las arcas municipales para temas
particulares. No digo que no haya dado muestras también de ser un alcalde
eficiente (aunque con los años que lleva en el cargo, lo contrario sería casi
un crimen), así como también de ser una buena persona en el terreno personal. Recordemos
por ejemplo como puso en juego su cargo, e incluso su integridad, para engañar
a Francisca y permitir que Martín y Maria escaparan.
Evidentemente
sus veleidades comunistas no llegarán muy lejos. Era bastante improbable que en
un entorno rural, con ideas muy conservadoras y una sociedad fuertemente
jerarquizada y dependiente de los grandes latifundios, enraizaran ideas que instaban a cambiar lo establecido,
que predicaban el reparto de la riqueza, propugnaban el amor libre, que hablaban
de la religión como el opio del pueblo e proponían alejarse de ella cuando era
algo que lo impregnaba todo, que hablaban de igualdad,…….. Difícilmente algo así podía salir adelante en
lugares alejados de los grandes centros de población, donde si era posible que
se implantaran porque existía mayor conciencia social. De todas maneras también
hay que decir que, en el caso de Pedro, su afiliación va a durar poco, porque
en 1923 un golpe de estado desmanteló entre otros al Partido Comunista, que no volvió a resurgir hasta varios años más tarde.
De todas
maneras, dejando aparte sus ideas desquiciadas, a favor de Pedro hay que decir
que tiene una mente mucho más abierta que algunos de sus conciudadanos,
incluida su esposa. Y creo que ello va a ayudar en buena medida a Hipólito, que
previsiblemente se va a encontrar en el punto de mira de beatas y demás, que van a ponerle también en la diana de sus chismorreos y maledicencias.
Y es ahora
cuando haciendo un ejercicio casi rocambolesco, se podrían aunar las dos cosas
anteriormente citadas: ideas del comunismo y situaciones que tienen que ver con
la libertad de las personas. Porque ¿es más importante seguir los dictados de una sociedad a veces hipócrita, o de los sentimientos? ¿Enfrentarse a la
excomunión por saltarse las normas ha de frenar el deseo de estar con la
persona amada? En mi caso la respuesta es bien obvia. Nada ni nadie habría de
tener derecho a inmiscuirse en la vida de otras personas. Y cada persona ha de
ser libre para seguir el camino que considera mejor para su futuro, por lo que
las normas y la opinión de la sociedad
ha de ser tenida en cuenta en su justa medida. No para coartar, si no para
ayudar.
Por cierto.
En el caso de que los acontecimientos se precipiten, Hipólito podrá hacer
compañía a otra estigmatizada, Sol.
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