Prado debe
tener alrededor de dieciséis-diecisiete años. Pero la edad no sería del todo
una justificación a su atolondramiento e ingenuidad, más teniendo en cuenta que
en aquellos tiempos las mujeres se veian obligadas a madurar antes, ya que las
salidas que tenían para su futuro eran muy limitadas. Lo que si puede
justificarlo es su inexperiencia en asuntos del corazón y su desconocimiento de
la habilidad que pueden tener algunas personas para manipular a otras. Esto es
algo que solo se acaba conociendo a fuerza de padecerlo en propias carnes o,
afortunadamente para Prado, que alguien que si sepa del percal se lo haga ver.
Pero es una
adolescente con la rebeldía propia de esta etapa, algo que tod@s hemos vivido
con mayor o menor intensidad. Ha escuchado las razones, los consejos y las
prevenciones, pero al final ha hecho lo que le dictaba una todavía sensación
desconocida, y sin sopesar las consecuencias de sus actos. Confiada y seducida
por los cantos de sirena de un desalmado, que afortunadamente para ella, además
era un cobarde.
Y es normal
que ahora se sienta humillada y avergonzada, por haberse dejado embaucar,
cuando todo el mundo la estaba avisando. Pero por suerte ha venido a caer a una
casa donde la gente escucha y no juzga, donde el cariño está por encima de
todo. Emilia y Alfonso son personas que saben derramar amor y comprensión, y estarán
ahí. (Aunque tengamos que pasar un tupido velo sobre unos estúpidos recuerdos
que asaltan a Alfonso y que no les convierten en el mejor ejemplo ahora mismo)
Sin embargo
hay algo más.
Últimamente los
sentimientos parece que han dejado de tener importancia. En algunos casos hemos
visto como se cambia de relación como de camisa. Cierto que se puede justificar
como que el amor era un espejismo y que lo que realmente existía era otro sentimiento,
pero en el caso de Prado, el repentino descubrimiento de que sus desvelos van
hacia Matías parece un poco precipitado. Alguien dispuesta a huir con un chico, y unir su futuro al de él, no parece muy creíble que pueda mudar de tal manera
de la noche a la mañana. Aunque en realidad creo que lo precipitado ha sido
poner un tercero en discordia tan pronto, cuando empezábamos a conocer a la
chica y a hacérnosla nuestra, con lo que ha habido un momento que incluso ha
sido una trama que ha llegado a aburrir.
Por suerte
existe Matías, el chico tierno, perseverante y de gran corazón, que por si solo consigue levantar
las escenas. (O quizás mejor decir Iván , un gran descubrimiento)
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