29 de julio de 2015

Prado o sentimientos que mudan como de camisa

Prado debe tener alrededor de dieciséis-diecisiete años. Pero la edad no sería del todo una justificación a su atolondramiento e ingenuidad, más teniendo en cuenta que en aquellos tiempos las mujeres se veian obligadas a madurar antes, ya que las salidas que tenían para su futuro eran muy limitadas. Lo que si puede justificarlo es su inexperiencia en asuntos del corazón y su desconocimiento de la habilidad que pueden tener algunas personas para manipular a otras. Esto es algo que solo se acaba conociendo a fuerza de padecerlo en propias carnes o, afortunadamente para Prado, que alguien que si sepa del percal se lo haga ver.
Pero es una adolescente con la rebeldía propia de esta etapa, algo que tod@s hemos vivido con mayor o menor intensidad. Ha escuchado las razones, los consejos y las prevenciones, pero al final ha hecho lo que le dictaba una todavía sensación desconocida, y sin sopesar las consecuencias de sus actos. Confiada y seducida por los cantos de sirena de un desalmado, que afortunadamente para ella, además era un cobarde.
Y es normal que ahora se sienta humillada y avergonzada, por haberse dejado embaucar, cuando todo el mundo la estaba avisando. Pero por suerte ha venido a caer a una casa donde la gente escucha y no juzga, donde el cariño está por encima de todo. Emilia y Alfonso son personas que saben derramar amor y comprensión, y estarán ahí. (Aunque tengamos que pasar un tupido velo sobre unos estúpidos recuerdos que asaltan a Alfonso y que no les convierten en el mejor ejemplo ahora mismo)
Sin embargo hay algo más.
Últimamente los sentimientos parece que han dejado de tener importancia. En algunos casos hemos visto como se cambia de relación como de camisa. Cierto que se puede justificar como que el amor era un espejismo y que lo que realmente existía era otro sentimiento, pero en el caso de Prado, el repentino descubrimiento de que sus desvelos van hacia Matías parece un poco precipitado. Alguien dispuesta a huir con un chico, y unir su futuro al de él, no parece muy creíble que pueda mudar de tal manera de la noche a la mañana. Aunque en realidad creo que lo precipitado ha sido poner un tercero en discordia tan pronto, cuando empezábamos a conocer a la chica y a hacérnosla nuestra, con lo que ha habido un momento que incluso ha sido una trama que ha llegado a aburrir.
Por suerte existe Matías, el chico tierno, perseverante y de gran corazón, que por si solo consigue levantar las escenas. (O quizás mejor decir Iván , un gran descubrimiento) 

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