23 de diciembre de 2014

Las líneas argumentales de la serie

A estas alturas de la serie es difícil hablar de algo que no se relacione de alguna manera con las líneas argumentales principales: la de María y Martín, la de Aurora y sus hombres, o la de Bosco y sus mujeres. Es decir, todo lo que tiene que ver con los tres hijos de Tristán y Pepa. También es cierto que además existen otras situaciones puntuales de las que sería posible extraer algo, y que aligeran un poco las tramas. Me refiero a las que suelen andar entre las salidas divertidas de Fe y lo que sucede alrededor de la casa de comidas. Me salto el tema de Quintina, porque considero que decir que es penoso es quedarme corta (siento ser tan dura, pero la verdad es que incluso he llegado a sentir vergüenza ajena por como la llevan a hacer el ridículo convirtiéndola en una histriónica y chismosa, cosa que está muy lejos de cómo se ha venido desarrollando este personaje).
Aunque en realidad quizás haya (o vaya a haber) otra línea argumental, pero aún es prematuro hablar de ella, porque la información es mínima. Me refiero a Severo y Carmelo, dos personajes de los que sólo se puede intuir algo de lo pretenden. Porque mientras algunos de los que se han incorporado a la serie lo han hecho como elefante en cacharrería, éstos parece que no acaban de llegar nunca. Lo único que se puede decir de ellos es que aparentemente tampoco se detienen ante nada. Otra cosa será ver como administran el poder que se les presume, y también la manera de relacionarse con la gente de PV.  
De momento únicamente Mauricio sabe lo que puede esperar, ya que lo ha probado en sus propias carnes. Al respecto tengo que decir que hay días en que el capataz me impacienta, y hace que mi opinión sobre él experimente vaivenes. Me parece muy mal que se haya metido sin permiso en una casa ajena y con el único fin de husmear, por lo que si recibe un correctivo es porque se lo merece.  
Quizás es que con la edad está perdiendo facultades, o que al igual que la doña, han hecho tanto su santa voluntad que ya se creen invulnerables. Pero el caso es que las cosas están cambiando, y que ya no puede hacer y deshacer totalmente a su antojo. También es verdad que le ciega su lealtad y que es posible que piense que hay un posible peligro para su ama, pero ello le hace perder la prudencia.  
Lo admito, a veces me cuesta tragar con Mauricio. Lejos de la doña es un hombre de carácter, duro, pero con un cierto grado de sociabilidad y en el que en ocasiones asoma un corazoncito. Que incluso parece que puede llegar a tener sentimientos tiernos hacia Fe, pero que una posible timidez (o quizás temor a ser rechazado) le impide manifestar. Pero cuando se trata de su ama parece un perrito faldero, dispuesto a dejarse apalear sin rechistar. ¿Será un sentido práctico que hace que ponga sus intereses económicos antes que su conciencia? Por cierto, ¿qué ha hecho con la considerable suma de dinero que le sacó a Fernando?  

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