Cuando María decidió
meterse en la boca del lobo, impulsada por algunas certezas y muchas sospechas,
no creo que lo hiciera con un plan trazado de antemano, ni tampoco contara con
tener el auxilio de más medios que su propia determinación, su intuición y su no
probada capacidad de fingimiento. Pero entiendo que tomara esta decisión sin
pensárselo demasiado, porque no debe ser fácil, ante la duda razonable,
permanecer con los brazos cruzados. Más cuando ahora todo hace pensar en la
posibilidad de haber sido la víctima de un engaño premeditado, con fines
oscuros, y que ello le haga replantearse lo que le han contado sobre Martín,
con lo que ahora se puede permitir un resquicio de esperanza de que éste siga
vivo. Sin embargo ha decidido actuar sola y permitir además que su acción
provoque la incomprensión (y la repulsa) de casi todo el mundo, al desconocer éstos
los verdaderos motivos que la impulsan a actuar de este modo. Por consiguiente
nadie va a ayudarla, por lo que está sola en sus pesquisas.
Bueno, en
realidad esta afirmación quizàs no sea muy exacta. Sus padres y abuelo confían en ella y saben que hay algo más. Y ahora
también está al corriente D. Anselmo, pero éste no puede hablar, por el tema de
secreto de confesión. Sin embargo, y sin proponérselo, en La Casona le ha
salido una aliada, aunque no inesperada, porque María ya conoce a Fe y sabe que
puede confiar en ella, que puede ser sus otros ojos y oídos. A la doncella
pizpireta y lista como el hambre no se le escapa ni una, y además su lealtad
hacia Francisca se acaba cuando los actos de ésta se oponen a su conciencia y a
su natural bondadoso. Y algo más: no la teme, sólo la respeta porque es quién
le da el medio de vida. De hecho considero que Fe va a ser para María algo
parecido a lo que fue en su momento Mariana, aunque en este caso hay que unir
la lucidez con otros aspectos que hacen a Fe única y especial. Que no quiero
decir que sea mejor o peor que ésta, sólo diferente.
Un día dije que Fe nunca
iba a ser protagonista, pero el caso es que cada vez tiene más cuota de
pantalla, de lo que me alegro muchísimo porque aparte de reiterarme en mi
apreciación del buen hacer de Marta, el personaje aporta a las tramas una
frescura especial, aun teniendo a veces éstas un componente dramático. Incluso
en estos momentos es capaz de sacar una sonrisa.
Y me encanta la
complicidad que se ha establecido entre ella y María, y creo que también entre
las dos actrices. La ayuda de Fe a María va a ser crucial para desenredar la
madeja y llegar a descubrir la verdad, para que ésta pueda volver a reunirse
con su esposo (¡que gracioso suena esto cuando lo es de las dos, en un caso
ficticio y en el otro real!).
De todas maneras es
evidente que ambas tendrán que actuar con mucha prudencia y mantener ante la
gente una cierta distancia. Sólo así lograrán encontrar respuestas y atar
cabos. Lo único que falta es que todos los sospechosos se confíen lo suficiente
y cometan un error que permita encontrar
la respuesta esperada.
Pero aún así admito
que me sorprende el hecho de que Francisca se haya tomado con tanta
naturalidad la vuelta de María a La
Casona. Claro que tampoco tiene motivos para recelar de ésta, aunque es
evidente que aún sigue pensando en ella como la ingenua que fue. Y
afortunadamente la está minusvalorando.
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