24 de abril de 2015

Una exhibición de soberbia

Me había propuesto reprimirme con el tema de la doña y directamente pasar de ella y de todo lo que le concierne, pero no puedo evitar volver sobre ello ya que este personaje ha pasado de aburrirme a directamente fastidiarme en grado superlativo. De hecho ha llegado a tal punto que, aunque parezca una incongruencia y sin querer justificar de ninguna manera a Amalia, incluso me he posicionado al lado de ésta cuando la doña la ha increpado con una soberbia rayana en el desprecio más absoluto a la persona. Por supuesto no es nada que Amalia no se haya ganado con creces, pero en este momento he sentido que todo lo que ésta le ha dicho es lo que Francisca se merecía. Aunque, como siempre, la doña haya dicho la última palabra.
De todas maneras esta actitud en ella tampoco es nada nuevo. Pero ahora da la impresión de que los aires de superioridad se le han exacerbado, que está dispuesta a restregar su supuesta victoria ante todo el mundo. Aunque de manera especial ante los que lucharon por evitar que Raimundo cometiera un error. 
Con lo que queda patente, más que nunca, una cosa. Raimundo no es más que otro trofeo que añadir a su colección. Que los supuestos sentimientos que dice sentir por él, no son más que los mismos que podría albergar un niño con un juguete nuevo y deseado, el que ha conseguido después de ímprobos intentos y manipulaciones varias. Y que ahora puede exhibir como lo que he dicho anteriormente, un trofeo.  
Por si no fuera poco, parece que tener a Raimundo a su lado también le haya dado un chute de adrenalina, y que aunque dé la impresión que ello ha provocado que haya dulcificado su carácter, no creo equivocarme al decir que esto es solo de cara a la galería o de puertas adentro. Porque no hemos tardado en ver que sigue dando versiones opuestas (o arregladas a su conveniencia) de sus enfrentamientos con la gente, que sigue conspirando para hacer el mal, que compra voluntades y de paso intenta acallar su conciencia a base de sobornos (eso sí, camuflados de donativos) a las fuerzas vivas del pueblo,…..que sigue manteniendo con mano férrea el control de casi todo lo que se mueve a su alrededor.
Y ya sería hora de que esto fuera cambiando y que el pueblo tomara las riendas. 

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