23 de abril de 2015

Socios, pero amigos

Pocos personajes de la serie me llaman ahora mismo (en positivo) la atención. Y  entre ellos lo hacen de manera especial Severo y Candela, aunque actualmente sus tramas vayan por separado y sin atisbo de que pueda haber en el futuro algo más que una relación comercial.  
Y será quizás por esta especial predilección, por lo que soy consciente de que lo que escribo cada vez se centra más en estos personajes. Hoy, por ejemplo, me apetece escribir sobre la relación de amistad que se está forjando entre Severo y Bosco.
Parece que el sino de Bosco es vivir rodeados de mujeres, con especímenes de todo tipo (con perdón por la similitud). Que además le manipulan, engañan y mantienen en la inopia, sin que él sea consciente de ello. Puntualizando que básicamente son Francisca, Amalia e Inés (eso sí, con motivos muy diferentes en cada caso). Sin embargo es una situación que parece común a casi todos los hombres de la serie, lo que no deja de ser algo reprobable pues no deja en muy buen lugar a la condición femenina.   
Así que no me parece sorprendente que Bosco necesite a un igual para desahogarse, un amigo, un colega, alguien con quien sincerarse,……..Traicionado, a su entender, por Mauricio, el único en el que había puesto su confianza, parece que Severo va camino de sustituir a éste, aunque esta relación haya empezado por motivos no muy altruistas. Porque es cierto que ayudando al Jaral, Severo también se ayuda a sí mismo y perjudica a Francisca al mismo tiempo, cosa que ya viene bien a sus planes de venganza. También es posible que Bosco y Aurora no hayan llegado tan lejos como para valorar las consecuencias de la unión de las dos fincas y su repercusión en un tercero. Pero de todas maneras, y si llegaran a hacerlo, creo que nadie les podría reprochar que ante las expectativas halagüeñas creadas, siguieran adelante con sus planes, pues de ello depende su futuro y el de su familia. (Por descontado si fuera la otra parte, Francisca, la que tuviera que tomar una decisión, no creo que exista ninguna duda de que no se andaría con ningún escrúpulo).
Me alegra que Bosco y Severo estrechen lazos, y no sólo comerciales. Probablemente nunca llegarán a los términos de amistad en los que se mueven Severo y Carmelo, pues ésta ha sido forjada desde la infancia y ha tomado un papel que va más allá de los vínculos de sangre, que hace que sean más que amigos. Pero lentamente Bosco también se está abriendo paso en este espacio, a pesar de los recelos, e incluso de la supuesta diferencia de edad.
Considero que la sinceridad ha sido el elemento básico para ello. Ambos, sin apenas conocerse, han sido capaces de abrir su corazón y dejar salir sus cuitas. Creo que esto ha sido un elemento crucial para que Bosco haya descubierto a un hombre en quien depositar su confianza, y con el que ha descubierto que le unen muchas cosas. Incluida una misma responsable de que sus respectivas infancias fueran tan infelices.
Por supuesto, no puedo excluir a Carmelo de esta nueva situación. En realidad casi es imposible separarlo de Severo, pues tantos años de vida en común parece que también han hecho que su manera de pensar y obrar vaya en la misma dirección. Claro está, con sus propias particularidades. 

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