Alguien decía
no hace mucho que hay personajes que son imprescindibles, evidentemente
refiriéndose a Francisca. Y no estoy de acuerdo, porque además es como decir
que los responsables de la serie son incapaces de encontrar otros caminos. No
es que sea un lince en la materia, ni mucho menos, pero estoy convencida de que si existen. Solo bastaría con dar un giro radical a la serie y dar presencia a
otros personajes, injustamente relegados.
Pero es
cierto que ahora mismo, y a falta de algo mejor, Francisca es el elemento que
amalgama las tramas (aunque sea para ponerle el acento negativo). Porque nada
de lo que hace es para bien de nadie más que de ella misma, incluido su
supuesto amor por Raimundo. Realmente me ha producido incluso hilaridad cuando
ha dicho que “esta vez” no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer y que sería
Emilia quien tendría que ceder. Por más que rebusco en mi memoria no consigo
recordar ningún momento en que no haya hecho su santa voluntad, por encima de
todo y tod@s. Claro que es lo que tiene ser un cacique y además tener a su
favor el miedo y la sumisión de un pueblo cobarde, incapaz de rebelarse y
luchar por sus derechos y su libre albedrío.
Aunque
después de todo parece que los tiempos no han cambiado tanto. Que Francisca
“ordene” que no se haga ninguna manifestación, ni siquiera nada parecido, cada
vez tiene más aspecto de reflejo de la realidad actual. Ahora mismo se puede
leer que, por ejemplo, en Teruel han prohibido el lema sindical de la
manifestación del 1 de mayo, o que la clase política dominante se ha sacado de
la manga una ley (bien llamada mordaza) que prácticamente pena cualquier
intento de alzar la voz. Lo que indica que caminamos otra vez hacia este pasado
que creíamos haber dejado atrás, gracias a que alguien un día si se atrevió a alzar
la voz.
Evidentemente
hay que ponerse en la época y no se puede juzgar con el mismo rasero, pero
admito que oír a Mauricio decir tranquilamente que se trata de obedecer o apechugar
con las consecuencias (incluso pagando con la vida), me parece demasiada
resignación. Especialmente teniendo en cuenta que, en contraposición, oímos hablar
de Gandhi y de su revolución silenciosa y pacífica. Y admito que me siento
decepcionada con la actitud de Hipólito, Gracia e incluso Fe, que parecen que
abandonan a las primeras de cambio (aunque en el caso de esta última sea más
bien por razones prácticas, y en todos ellos siga subyaciendo la semilla de la
rebelión)
Pero voy a
volver al principio, porque me he ido por los cerros de Úbeda y quería escribir
sobre el tema de quien, a mi parecer, es imprescindible o no.
Aunque haya
quien piense lo contrario (cuya opinión por supuesto respeto, pero no comparto),
el personaje de Inés no ha conseguido calar demasiado en la audiencia. A las
cifras de seguidor@s me remito. Como creo que tampoco lo han conseguido Bosco y
Amalia, aunque el primero tenga un papel más relevante por su condición de hijo
de unos personajes que han significado mucho en la serie.
Pero lo que
si considero probado es que son un trío que se complementan y que, de desaparecer uno de ellos, el poco fuste que tiene esta trama va a esfumarse prácticamente
del todo. Y no es que pida que Amalia siga, porque me parece un personaje
absolutamente odioso e insoportable, sino porque si desaparece, el papel de Inés
queda en nada. Ahora mismo lo único que hace visible a ésta es ser la tercera en
discordia que casi exclusivamente se limita a amamantar, moverse en el Jaral
con cara compungida, mantener en la inopia a Bosco sobre muchas cosas y siendo cómplice
involuntario de Amalia, pero especialmente ser el saco de reproches para ésta. Que,
por cierto, y aunque no es mi intención justificarla, también tiene su parte de
razón (aunque sea una bruja manipuladora que ha conseguido atar a Bosco con engaños).
El caso es que incluso puedo ver comprensible que piense que tiene derechos como
esposa, y que considere que Inés intenta quitarle a su marido. Cosa de la que,
por cierto, no es precisamente que éste sea inocente, ya que la prudencia tampoco parece ser su fuerte.
De salir de escena Amalia, como se especula, no puedo ni siquiera imaginarme como se
puede desarrollar una trama con dos personajes sin apenas carácter. Bueno, quizás
si podría imaginarme a Bosco en otras tesituras, pero el caso es que, en mi
opinión, el de Inés es un personaje plano, sin ninguna personalidad, y cuyo
único fin parece que sea el de cuidar de un niño y tener escenas de amoríos. Por
lo que, en consecuencia, no la veo nada más que como otro añadido a la lista de
personajes que pululan por el Jaral sin aspiraciones y ni demasiada visibilidad.
De verdad
pienso que si querían promocionar a esta pareja, tenían que haber creado a unos
personajes con mayor carga de profundidad. Incluso ahora me parece empezar a intuir
por qué están acercando Bosco a Severo, y es que es precisamente a través de
éste como puede crecer en personalidad y hacerse fuerte. Con Inés lo veo
imposible.