28 de junio de 2015

La libertad de opinión

Cien años de soledad- Gabriel Garcia Marquez
Captura desde el Instagram de Alvaro Morte

Voy a salirme un poco de mi línea habitual para hablar, no de la serie, ni sobre algo de la serie, sino de quién la protagoniza: los actores.
En los últimos tiempos parece que hay quien ha decidido mezclar churras con merinas, y ello en el sentido de meter en el mismo saco al actor/actriz  y a la persona. Es cierto que conviven en un mismo cuerpo, pero fuera de los platós tienen todo el derecho a tener una vida privada y pensar como les apetezca.
También es cierto que no hay que darle más publicidad, porque la mayoría de estos comentarios no salen de los círculos de los seguidor@s de PV, lo que limita una posible repercusión en las personas afectadas, pero no por ello me voy a callar. Por supuesto tampoco creo que me tenga que erigir en paladín de los que están siendo objeto de críticas continuadas solo por hacer lo que hacemos muchos: expresar nuestra libre opinión en las redes sociales, mientras podamos y hasta que la ley mordaza lo impida.
Mi sola intención es hacer precisamente esto: decir lo que pienso y solo con el ánimo de defender un derecho, no para obtener ningún agradecimiento por parte de nadie.
Me reafirmo: creo en el derecho de todos y todas a expresarse libremente, sea en el sentido que sea. Lo que no creo es que tener una cierta notoriedad haya de impedir a alguien decir lo que piensa, o incluso mostrar públicamente su afinidad a una determinada línea política. Que, por cierto, parece que no gusta a algunos.
Pero hay algo más. Que encima se cuestione, incluso hasta el punto de pretender menospreciar algunas acciones de estos mismos actores destinadas a la solidaridad y que no dudo están hechas desde el altruismo más sincero, es algo que me parece mezquino.
Por descontado esta misma libertad que defiendo para los actores, es la misma que defiendo para todo el mundo, y ello incluye la discrepancia. Pero a veces esto parece tener un signo que nada tiene que ver con lo que realmente se pretende hacer creer, además de incurrir en una generalización injusta.
Por cierto. Soy una ciudadana cualquiera y mi blog no es importante, ni como he dicho antes es mi pretensión que si por casualidad alguno de los afectados llega a leer esta líneas se sienta obligado/a a agradecer nada. Mis palabras son llevadas por la convicción, nada más. 

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