Evidentemente
la trama de Matías y Prado no puede ser tan compleja como algunas, básicamente
porque no han tenido mucho tiempo para crearse un pasado, pero creo que
promete.
Aparte de una
química innegable y un buen hacer profesional sorprendente en dos actores tan
jóvenes, creo que el planteamiento inicial es bueno. Tanto que una se pregunta
si no habrán cambiado también a los guionistas, cuando ahora el rumbo de la
serie toma otros aires mucho más interesantes. O al menos esta es mi
percepción.
Es cierto que
Prado guarda un secreto del que no ha hecho participe a nadie y que, como es
previsible, va a acarrearle problemas en el futuro. Tarde o temprano va a
aparecer por el pueblo el hombre que le ha hecho de padre, y tendrá que dar
muchas explicaciones. Pero ahí estará la gran familia Castañeda para
protegerla.
Pero mientras
pretendo disfrutar de una trama que tiene unos ingredientes que hacía tiempo no
se daban en la serie: frescura, inocencia, e incluso ternura…Y unos sentimientos
aún indefinidos entre dos jóvenes que llevan su incipiente relación sin prisas,
dejando que hable su corazón, pero frenando sus ansias.
Aunque básicamente
solo es el caso de Matías, porque creo que ahora mismo Prado no lo considera
nada más que un buen amigo. Algo que me parece correcto, porque además no hay
ninguna prisa en emparejarlos, pues no se trata nada más que un par de
adolescentes. Suficiente ha habido con otras parejas a las que ni siquiera han dejado
desarrollar su relación normalmente, y para las que la edad no ha supuesto
ningún conflicto, a pesar de que representan a personajes que apenas han sobrepasado
los que habrían de ser los mejores años de su vida antes de lanzarse a asumir
responsabilidades como el matrimonio o los hijos.
No puedo
evitar hacer comparaciones con Bosco. Es cierto que Matías es menor en años (aunque aparentemente no tanto en la serie), pero también ha tenido la enorme suerte de
caer bajo el paraguas de Emilia y Alfonso que le tratan como lo que es: un
chico de poco más de dieciséis años (creo), que empieza a vivir la vida que le
corresponde a su edad y que aún necesita guía y consejo. No así fue el caso de
Bosco, que ni siquiera ha podido gozar de su juventud, inmerso desde el primer
momento en papeles que le corresponderían a alguien con más edad. Evidentemente
un chico de dieciocho años puede estar capacitado para adquirir responsabilidades,
pero precipitarse a casarlo como hizo con él Francisca, básicamente por motivos
egoístas, para asegurarse no perderlo y perpetuar el apellido, me parece
excesivo.
Por supuesto
entiendo los motivos que llevaron a esta situación con Bosco y que vinieron
motivados por la marcha de actores principales de la serie y la necesidad de
forjar una nueva historia que llevara el timón. El problema es que no ha
resultado creíble, porque además partía de una situación imposible.
En cambio con
Matías y Prado creo que, de momento, lo están haciendo de manera mucho más realista. Evidentemente el amor puede surgir también a esta edad, pero la
influencia de dos personas excepcionales como Alfonso y Emilia, marca la
diferencia. Ellos sabrán ser los padres que Matías necesita, y quienes sabrán
aconsejarle convenientemente, siempre respetando su libertad, pero no dejando que se precipite. Además de apoyarle
y darle consuelo si es necesario.
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