27 de mayo de 2015

¡Basta ya de floreros!!

Definitivamente tendré que darles la razón a quienes opinan que los actores dan la impresión de trabajar con un cierto desencanto. Y no es para menos, porque entiendo que les cueste ilusionarse con las tramas que tiene actualmente la serie, salvando algunos casos puntuales que empiezan a despuntar y que permiten mantener la esperanza.
Y si en comentarios anteriores ya he hablado de este tema en relación con algunos personajes concretos, hoy me he decidido por otro de ellos. Otra para ser exactos.
Reconozco el esfuerzo que hacen algunos actores y actrices para sacar adelante su papel, pero tengo que añadir a mi lista de los que no sólo mantienen en la invisibilidad, sino que cuando los sacan de la misma es para tramas absurdas, a Aida de la Cruz. O lo que es lo mismo,  a Candela, un personaje que desde siempre me ha gustado, pero que últimamente parece no contar nada más que para ser paño de lágrimas de los demás y verse inmersa en situaciones que la privan de tener vida propia. Como la escena de hoy con Inés, que pienso que además no favorece a ninguna de las dos.
No puedo evitar retrotraerme a situaciones parecidas, que ha habido muchas y diversas. Recuerdo las escenas de la cárcel con Pepa y Tristán, de este último con su hijo de pequeño o de mayor, de Martín y María, o al revés cuando ésta era la prisionera. También las de Conrado y Aurora, o incluso éste con Isidro. Todas ellas cargadas de emotividad y que fácilmente quedan en el recuerdo. Pero dudo mucho que la de Inés y Candela sea recordada más allá del minuto siguiente después de suceder la acción, y no por culpa de las actrices, sino de un guion no muy currado que además incluye unos diálogos reiterativos y sin sustancia, que encima contienen mucha imprecisiones como si la historia se pudiera variar a medida que convenga. Diálogos en los que, por cierto, ha habido algo que si me ha llamado la atención, aunque sea sólo un detalle. Inés ha dicho: “¡lo que digo es tan cierto como que hay dios en el cielo, y diablo en los infiernos!” Evidentemente esto entra del terreno de las creencias de cada uno, y además en aquella época la religión influía mucho más en la vida de las personas que en la actualidad. Pero fiar su palabra a unos entes sobrenaturales que nadie ha visto, es lo mismo que pedir un acto de fe incondicional que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Otro tema es lo que ha contado a su tía, que volvía a incurrir en una versión sesgada de los hechos. Y ocultándole cosas, como la verdadera implicación de Amalia. Pero lo que me ha parecido más surrealista es que dijera que el mismo captor había dejado caer la pistola con la que supuestamente fue abatido, y Candela ni siquiera haya parpadeado.  
Y ésta no se queda atrás. Entiendo que todo el mundo quiere deshacerse de Amalia (incluid@s los espectadores), pero sigo pensando que Inés ha cometido un delito punible, aunque parece que por el hecho de haber sido solo en tentativa tiene una importancia relativa. Y no me gusta que Candela caiga también en estas consideraciones y reste importancia al error de su sobrina.  
Otra cosa será la confesión de la verdadera muerte que se puede atribuir a Inés. Pero que, estoy convencida, también va a caer en saco roto porque sería el fin de la chica.
Lo dicho, y volviendo al principio. Pienso que lo están haciendo muy mal con Candela y, en consecuencia, con Aida de la Cruz. Hace meses que sus escenas son de simple relleno (desgraciadamente como sucede en otros casos) y pienso que ya sería el momento de dar un golpe de timón a su personaje. El Jaral ya tiene suficientes floreros.  

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