No sé si me han abandonado las musas (aunque suene algo pretencioso
decirlo), o si se trata de que ya he dado mi opinión sobre los temas que
considero más candentes y volver sobre lo mismo, aparte de no aportar nada
nuevo, implicaría repetir argumentos ya esgrimidos. O quizás es que no haya demasiado
sobre lo que opinar. El caso es que por más vueltas que le doy no consigo
encontrar un tema que me llame la atención lo suficiente como para explayarme
sobre ello.
Podría volver sobre el tema de Alfonso y su infidelidad, pero creo que
no hay mucho más que decir, excepto que considero que han llegado demasiado
lejos como para que pueda volver a mirar al hombre de la misma manera que
antaño. Especialmente después de ser testigo de cómo excusa su mala conciencia traspasando
las culpas a Emilia, lo que le convierte en una persona que no merece más que
calificativos negativos. Por cierto, aprovecho para destacar la interpretación
de Sandra Cervera, que si ya es una magnifica actriz siempre, en estos
capítulos está destacando con autoridad.
También podría hablar de la hasta ahora mezquindad de Dolores, que ha necesitado
que Gracia le pusiera las peras al cuarto para que aprendiera a respetarla, y de paso viera la realidad de su hijo
y que finalmente aprendiera a anteponer el bienestar de éste a las habladurías
y la moral imperante. Además de hacerse a la idea que no puede seguir
pretendiendo tener a Hipólito bajo sus alas indefinidamente, porque éste ya es
lo suficiente maduro para volar por si solo y buscar su lugar. El que parece
haber encontrado al lado de Gracia, y con ello la felicidad que no está
dispuesto a dejarse arrebatar, la que ha hecho que se haya puesto al mundo por
montera.
Tampoco es fácil hablar de Rosario o de D. Anselmo, cuyos personajes
son casi de relleno, igual que ahora mismo lo son los de Mariana y Nicolás, que
han pasado a no tener casi visibilidad en las tramas. Igual que Ramiro, que aún
ahora me pregunto cuál es el propósito por el que le trajeron a la serie. (Por
supuesto no cuestiono al actor y me alegro que esté ahí)
O quizás el tema podría ser Francisca. Pero lo cierto es que no me
apetece demasiado hablar de ella, y además me es bastante indiferente el
desarrollo de su trama. Algo, esto último, que tampoco es muy original porque
ya lo hemos visto con anterioridad y casi calcado, con algunas ligeras
variantes en el caso de Raimundo, que otra vez tiene su parte de culpa en
la desaparición de la doña. Lo cierto es que me da la sensación que para darle
protagonismo a Francisca ya no saben que inventarse, lo que me ratifica al
mismo tiempo que este personaje ha dejado de ser imprescindible. Es verdad que
ha sido crucial para dar entrada a Severo y a su venganza, algo que aún ahora está
en el aire, pero podría pasar a segundo plano porque éste tiene otros frentes
mucho más interesantes para desarrollar que el de darle las vueltas a un tema
ya gastado. Además los personajes que de alguna manera penden de Francisca, no
es que disfruten precisamente de mejor concepto, ni protagonismo. Raimundo no goza
de esto último más que en contadas ocasiones y Mauricio tres cuartos de lo
mismo, aparte de que está quedando patente que éste tiene tanto de grandullón como
de rastrero, confundiendo la fidelidad con la ciega obediencia.
¿Pero qué esto? Llegados a este punto si que descubro que hay de que escribir
(de hecho es lo que estoy haciendo), y que hay temas que aún pueden dar mucho
de sí. Por supuesto si no los estropean.
Está la incipiente historia de Lucas y Sol, una relación con dos
personajes que derrochan complicidad, química y sentimientos. Una pareja que
brilla con luz propia, dos personajes totalmente transparentes, sinceros, que
llevan instalada la sonrisa y que saben sacarle jugo a la vida a través del
buen humor. Que en sus escenas íntimas hacen brillar la ternura y la pasión,
sin caer en el exceso. Y no es mojigatería, pero se agradece que sea así,
porque también el romanticismo es importante
También está la aún más incipiente relación entre Severo y Candela. De
hecho ni siquiera existe en el sentido literal del término, aunque ya se van
sentando las bases para ello. Eso sí, de manera muy lenta (lentísima para mi
gusto). A pesar de que es algo que es muy evidente para todo el mundo, excepto
para los interesados, que parece que se resisten a admitirlo. Pero también en
este caso la historia es interesante. Dos personas con un cierto bagaje, que están
aprendiendo a conocerse y a establecer unos estrechos vínculos a través de la
confianza mutua y el respeto, que gozan de la mutua compañía ….y que han
sufrido mucho en la vida y ya merecen alcanzar la felicidad.
Y quizás en el futuro exista la pareja de Bosco y Berta. En realidad
esta todavía es una conjetura, porque nada ha sucedido para pensar en esta
posibilidad. Pero algo tendrán que hacer con Bosco, un personaje que ha sufrido
muchos altibajos y que ahora vuelve a estar en la picota por su otra vez
acercamiento a Francisca, a pesar de todo lo que ésta le ha hecho a él y a
Inés, sin contar al resto de la familia.
Ah, me olvido de Matías y Prado!!. Pero esta pareja también anda en un
impasse. Aunque también es cierto que su relación está condicionada por su edad
y por tener vigilantes que les impiden ir demasiado lejos.
(Uf, no sabía que decir y casi, como diría Lucas, me ha salido el primer
tomo del Quijote)
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