22 de septiembre de 2015

Perdido el norte

Lo siento, pero Mauricio y su dolor no me producen ninguna lástima.
Durante años ha estado a la sombra de la Montenegro, siendo la mano ejecutora de sus desmanes, llegando muchas veces incluso al asesinato sin ningún remordimiento, permitiendo que le fuera arrebatada no solo la voluntad y la conciencia, sino incluso la libertad de pensar por sí mismo. En realidad lo veo como alguien servil y rastrero, que por su ama sería capaz de bajar a los mismísimos infiernos.
No voy a negar que durante este tiempo no haya hecho también alguna cosa buena y que en ocasiones haya demostrado que su corazón no es del todo de piedra, especialmente si se trataba de hacer algo por personas que le importaban de alguna manera. Pero aun ahora estamos viendo que la obediencia le ciega y que sería capaz de cualquier cosa por la fidelidad a una mujer que le da una de cal y una de arena, que un día le trata con una cierta cercanía y al siguiente casi a patadas, sin tener en cuenta que el hombre está a su lado por fidelidad y de manera altruista, incluso hasta el punto de poner dinero de su bolsillo para que ella y Raimundo no pasen penalidades.
Supongo que habrá quien diga que precisamente este corazón es lo que le ha hecho quedarse al lado de la doña cuando han ido mal dadas y todo el mundo la ha abandonado. Es cierto que hay algo de esto, pero también ha quedado claro que sin Francisca él no es nada, que su dependencia de ella es absoluta y que no concibe su vida sin estar a su servicio. Así que también se podría pensar que le ha cogido gusto al dominio de otros hombres, algo que le permitía su puesto en La Casona, y que ahora que es uno más, sin ningún privilegio especial, se siente perdido.
Dicen que con los años se ha ablandado y que es mejor persona, pero yo no lo creo así cuando vemos su disponibilidad a hacer lo que sea para vengar las supuestas afrentas a su señora, incluido el uso cruento de la fuerza. No es justificable, ni entendible.
Por cierto, tampoco estoy nada segura de desear que se líe con Fe. No creo que la chica se merezca semejante persona con un historial manchado de sangre. Es cierto que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, aunque lo cierto es que el hecho de que nunca haya tenido el merecido castigo a sus actos y haya actuado con total impunidad, protegido por la doña, no sé si le hace acreedor a ello. Y por supuesto la justificación de que lo ha hecho obedeciendo órdenes no sirve, y nada hace pensar que si la doña le vuelve a pedir que cometa una salvajada, no siga obedeciendo sin cuestionarlo.
Así que de cambiar, nada de nada.   

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