8 de septiembre de 2015

Un inquilino molesto

Es cierto que ha perdido los estribos y ha dejado que se le nublara la razón, pero en realidad lo que ha sucedido es que Severo ha caído como un pardillo en la trampa orquestada por Arsenio. Aunque evidentemente él no lo sabe, pero solo faltaría sumar dos y dos para darse cuenta que en este caso las casualidades no existen, y lo es que precisamente el hombre le haya pedido fuego cuando el mechero había desaparecido de su sitio habitual.
Aunque lo que es claro que lo que realmente le saca de quicio, aparte de la socarronería y caradura de Arsenio que se comporta como si tuviera algún privilegio en La Quinta, cuando no es así ni de lejos, es lo que se antoja una traición de Carmelo que no da le da ningún crédito y se alinea con el otro.
Sabemos que Carmelo es un hombre justo, con la cabeza bien asentada y que muchas veces ha sido la voz de la razón frente a Severo, que es mucho más visceral. Pero en esta ocasión algo falla, porque ni siquiera está intentado dar crédito a su amigo, y además en aras de su amistad le está imponiendo algo en contra de su voluntad. Sí, hay que admitirlo, Severo es rencoroso en esto y en el caso de Francisca, ambos personajes que, aunque con matices, suponen recuerdos dolorosos del pasado. Recuerdos que comportaron momentos amargos y separaciones dolorosas, por lo que, aunque la venganza y el odio pueden llegar a consumir a una persona y no son justificables, puede llegar a entenderse que se espere un justo resarcimiento.
Y a veces además las cosas tienen un límite, y solo ha faltado una chispa (nunca mejor dicho) para que el incendio se propagara. Puedo entender que, a pesar de Carmelo, Severo haya dicho basta. Nadie querría en su casa semejante sujeto aprovechado, que además disfruta sacándolo de quicio, con evidentes intenciones aviesas de separarlo de Carmelo y probablemente aprovecharse de éste.
Y lo que es peor, lo está consiguiendo.
Sin embargo achacar toda la culpa a Carmelo quizás no sea justo. Es posible que Severo tampoco haya estado muy lúcido en toda esta situación, pero no se entiende que con lo que han vivido y luchado juntos ahora no sean capaces de sentarse y poner las cartas sobre la mesa. Porque Severo también está demostrando que, a pesar de todo, puede dar su brazo a torcer y sobretodo, que la situación le angustia y hace sufrir. (Aunque no hay mal que por bien no venga, ya que ello también está logrando que las visitas a Candela se sucedan a un buen ritmo).
Por cierto, en este impasse hemos visto otra cosa de Severo con respecto a lo que supone dar su amistad. Ha sido capaz de desistir temporalmente de su venganza contra Francisca cuando Bosco se lo ha pedido, y ello a pesar de que se pretende dar a entender que es algo que mueve su día a día y que le sitúa a la altura (más bien la bajeza) de la doña, cuando no es así ni de lejos. Está demostrando que esto no es cierto y que tiene conciencia.
Algo que ya sabíamos, porque su vida ahora es algo más que Francisca, y seguramente Candela y Sol tienen mucho que decir en ello.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario