6 de septiembre de 2015

Cada cual en su casa

Admito que la escena me ha superado.
Porque ver a Francisca sentada tranquilamente en el sillón del Jaral, es casi una visión profanadora.
Es cierto que ha sido invitada, pero esto no es óbice para que no esté muy presente el hecho de lo que ella ha supuesto para los habitantes de esta casa, los pasados y presentes, la mayor parte de los cuales han sufrido las consecuencias de torcer su voluntad. Incluido el nieto que ahora parece que de pronto ha perdido la memoria.
Encima, aunque se pueda llegar a entender que sea el agradecimiento lo que ha llevado a Bosco a mudar de sentimientos hacia ella, el caso es que tampoco éste parece tener mucho pesquis, además de una escasa sensibilidad, al obligar a enfrentarse a los otros habitantes de la casa a una situación cuando menos incómoda. Quitándoles en cierta manera el derecho a Candela y Rosario de opinar quien es bienvenido y quién no.  
Porque el Jaral también es de Candela, la mujer a la que Francisca intentó dejar sin negocio ni sustento, a la que hizo todo lo posible para alejarla del hombre que ésta quería y que, en parte por su concurso al dar cobertura a la loca e impostora Jacinta, hizo indirectamente que perdiera a éste.
Vale, en este punto hay que hacer el inciso que Tristán tenía que morir porque el actor había decidido abandonar la serie. Pero en el terreno de la ficción, es innegable que Francisca dejó que una chica que mostraba todos los signos de estar ida de la olla, mantuviera engañado a su hijo. Aceptando a una impostora como nieta, solo para que la verdadera Aurora, que enseguida demostró que no podía ser manejada, no consiguiera llegar a dónde le correspondía por derecho. En las manos de la doña estaba desenmascarar a la impostora, pero ésta permitió que Jacinta llegara a confundir realidad y delirios, lo que al final tuvo un desenlace funesto. 
Pero el Jaral también es la casa de Martín y Aurora, los nietos que Francisca no quiso reconocer y de los que intentó deshacerse por todos los medios, hasta el extremo de contratar un sicario para que asesinara a Martín (afortunadamente un golpe fallido, aunque ella ignore este extremo), o de intentar acabar con Aurora dejándola muerta en vida (asimismo fallido)
O también es la casa de María y Esperanza, la mujer e hija de su nieto, a las que ella cree muertas, aunque en realidad huyeron obligadas ante la persecución de alguien que se llenaba la boca de palabras de cariño, pero que demostró que solo la movía un interés egoísta.
Pero El Jaral es ante todo la casa de Tristán y Pepa.
De Tristán, el hijo que Francisca decía querer pero al que solo procuró infelicidad, haciendo todo lo posible para apartarlo de la mujer a la que amaba. Y que cuando éste consiguió su propósito, le quitó el sosiego, arruinó su casa, intentó interrumpir el embarazo de su esposa y al final acabó con ésta.
O sobretodo de Pepa, la mujer que, a pesar de estar muerta, aún consigue atormentar a Francisca. La humilde comadrona que empezó toda esta historia, y que con el tiempo llegó a ser la señora del Jaral, al heredarlo de su madre.
Así que hay motivos más que sobrados para que esta miserable mujer, que aparentemente ahora pretenden redimir (algo bastante difícil de colar a estas alturas), se abstenga de poner los pies en una casa donde cada rincón habla de sus pasados desmanes. En realidad, solo entendiendo que no tiene conciencia, es posible hacerse una idea de cómo puede ser capaz de permanecer entre estas paredes sin sentir que la persigue la sombra de los que ha agraviado de alguna manera.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo. No entiendo para nada la actitud de Bosco, me parecería normal que le diese las gracias a la Doña por lo que hizo, pero no reconciliarse con ella completamente. Lo que ha hecho no borra todos los crímenes que ha cometido, de los que Bosco parece haberse olvidado. De verdad que odio cuando Francisca dice frases como: "Tengo que ir a buscarlo, es mi nieto", porque no puedo evitar pensar que Bosco es su nieto cuando le da la gana y bajo ciertas condiciones. Aparte de que, tal y como tú has dicho, tenía otros dos nietos a los que intentó destrozar la vida.
    Y eso de que ahora la gente empieza a apiadarse de ella y a poner a Severo como el malo me parece increíble, puesto que hace unos meses todos estábamos deseando que comenzase su venganza, y él solo ha demostrado ser una buena persona.
    Un saludo.

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