De verdad que no acabo de comprender las expresiones del tipo:
“Severo se está pasando” o “después vendrá lo mejor, que es la venganza”
Ante todo tengo que dejar claro que la venganza, sea del tipo que sea y
venga de donde venga, no me parece una buena cosa. Pero tampoco voy a ser tan hipócrita
como para negar que probablemente en más de una ocasión me ha asaltado este
deseo. Por supuesto, sin que tome ni de lejos la forma de lo que parece la
tónica en la serie.
Pero yendo al asunto que hoy me ocupa, me he propuesto realizar un
ejercicio de poner algunas cosas en lo que creo su contexto lógico. Aunque
sabiendo que la lógica no siempre sirve en esta serie, y que muchas veces es
sustituida por licencias clamorosas.
A lo que iba.
De la primera afirmación hay que decir que cuando menos me parece sorprendente
que se piense así, cuando en realidad Severo ni siquiera se ha molestado en
despeinarse para llevar a cabo sus propósitos, y además lo hecho sin utilizar
métodos cruentos (si, como los que emplea la doña, que por ejemplo, no hace
mucho intentó acabar con su vida y la de Carmelo ordenando sabotear el coche de
éstos para provocar un accidente). Porque en realidad diciéndolo se está cuestionando
la acción de la justicia, que es quien ha puesto a la doña en tal aprieto. Severo
solo ha tenido que hacer llegar la información al sitio adecuado, sentarse y
esperar que la ley hiciera su trabajo, por lo que las armas utilizadas no
pueden ser discutidas. Y es cierto que la justicia no es infalible, porque
quien la administra son personas y como tal pueden equivocarse, pero nunca se
llegaría hasta el extremo de dictar una resolución, ni mucho menos ejecutarla,
sin que haya existido antes todo un proceso de investigación y se haya probado
la existencia del delito. O como en este caso, la intención de delinquir.
Así que quien ha llegado lejos ha sido la justicia, no Severo.
Y de ahí la afirmación de éste de que una vez puesto en marcha no podría
pararse. La acción de la justicia no admitiría esto, porque además en un caso
como el de Francisca se trata de un delito tributario y es contra el estado.
Otra cosa es que, aun disponiendo de esta información, Severo hubiera optado
por callarse y no usarla. (Por cierto ¿alguien duda cual habría sido la decisión
de Francisca si el tema hubiera sido a la inversa?). Entonces es posible que nunca
hubiera salido a la luz este tema, como tantos otros que han quedado en el camino
sembrado de cadáveres y otros delitos de la doña, porque desgraciadamente el
poder ha sido siempre para ella sinónimo de impunidad.
O quizás solo era cuestión de tiempo que se supiera.
Lo que si queda claro es que ahora Francisca ha quedado tocada y estigmatizada.
¿Quién querrá acercarse a alguien que ha intentado traicionar a la patria? Como
también queda en evidencia que la situación a la que está abocada no es más que
una mínima correspondencia por todo lo que ha hecho, cuando otros por mucho
menos han acabado sus días en manos del verdugo.
El otro tema es el de la venganza que, si alguna vez recupera
una mínima parte de su fortuna y poder, puede ejercer sobre Severo. Admito que
solo de pensarlo se me revuelve algo, y no solo porque sea éste el posible
destinatario, sino porque no deseo volver a verla haciendo lo único
que sabe hacer. Y no me apetece porque sabemos los métodos que suele emplear:
los mismos que Atila, que por donde pasaba lo dejaba todo arrasado.
Y sobretodo no me apetece porque pienso que si consuma su venganza, esto va a ser
una espiral sin fin. Por descontado no me parece justificable que se
utilice la venganza para satisfacer supuestos agravios, pero si la doña vuelve a las
andadas es evidente que Severo no se va a quedar de brazos cruzados, y nadie
podría reprochárselo. A menos que, por supuesto, se haga lo mismo con
Francisca.
Y me temo que si llega a suceder lo anteriormente expuesto, esto no vaya a terminar hasta que caiga uno de los dos. Que tod@s sabemos quién puede ser, dado el talante
expeditivo de una de las partes.
¿Es esto lo que se desea?
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