26 de agosto de 2015

Descubriendo a Carmelo

Es decir una obviedad, pero cuando se conoce toda la historia también es mucho más fácil entender el porqué de algunas cosas. Así sucede con los habitantes de La Quinta Miel Amarga.
Son tres personajes que acumulan un buen historial a sus espaldas, del que ahora conocemos toda su extensión. Y ello permite hacerse una idea mucho más aproximada de cómo son cada uno y como han llegado a donde están ahora.
Y sorprendentemente se está descubriendo que Carmelo tiene muchos más matices de los que le conocíamos. Ahora sabemos que ha pasado por varios estadios, desde el de ser manipulado por otros, a tomar decisiones que después marcarían su vida, volver a caer en lo primero, hundirse y después volver a levantarse con la ayuda de Severo. Pero lo más destacable es el corroborar algo que ya se intuía: que a pesar de que no tiene problemas en emplear métodos contundentes cuando lo cree necesario (aunque que se sepa aún no ha matado a nadie), también tiene conciencia. Y la tenía cuando en la antigua versión del bulling (algo que siempre ha existido, pero que ahora alcanza mayor notoriedad por los medios) optó por hacer frente a unos desalmados que se cebaban en un chico indefenso, aunque ello le supusiera romper con su estatus grupal y ponerse en entredicho, con el consiguiente peligro de represalias. Que efectivamente tuvo que sufrir por cambiar de bando, pero que le hizo ganar un amigo para toda la vida.
O al menos parecía que era así hasta ahora que ha vuelto a  reaparecer Arsenio, poniendo a prueba una amistad que parecía inquebrantable. Porque es evidente que el hombre sigue ejerciendo influencia sobre él, algo bastante inconcebible para alguien que, con algún episodio puntual de obnubilación provocado por algo parecido al enamoramiento, ha demostrado ser una persona cabal y difícil de impresionar. Por lo que me pregunto ¿qué tiene Arsenio que seduzca? Evidentemente mucha labia y una gran capacidad de sembrar cizaña de manera taimada y alevosa. 
De todas maneras es complicado justificar que Carmelo, aunque de momento no parece dar mucho pábulo a sus insidias, tenga sin embargo algún momento de duda. Y lo es porque por mucho que hayan pasado juntos en el pasado, mantener el mismo nivel de amistad con alguien que ha visto tres veces en quince años y además en el poco tiempo y frialdad que da una cárcel, no parece suficiente. Más cuando este tiempo lo ha pasado junto a Severo, alguien muy diferente, un amigo de verdad que no tuvo en cuenta que le abandonara para volver con su antiguo torturador, y que cuando éste se metió en problemas y Carmelo quedó solo y necesitaba ayuda, le acogió sin reservas, siendo ya alguien con un cierto poderío económico. Alguien con quien ha luchado para hacer prosperar los negocios, a quien Carmelo conoce muy bien y que sabe de sus fortalezas y debilidades. Alguien que se ha convertido casi en un hermano, y como tal, con el que  ha sufrido casi lo mismo por el tema de Sol.
Desafortunadamente Arsenio ha llegado en un momento en que la relación de los dos amigos pasa por un momento de bajón, derivado de todo un cúmulo de cosas que se han ido amontonando sin ponerle remedio. Carmelo ya hace tiempo que anda amoscado sin que se sepa muy bien que le sucede. No parecen celos, ni resquemor por el hecho de que Severo haya repartido su fortuna con Sol, sino más bien algo de otra índole que es incapaz de poner en palabras.Y ello y que tampoco Severo ayuda mucho desoyendo con frecuencia sus bienintencionados consejos, está abriendo una brecha entre los dos amigos, incapaces de sentarse y hablar abiertamente de lo que les separa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario