Aunque dé la impresión que me estoy anticipando a un acontecimiento que ya está en boca de todos: la muerte de Inés, y que la pregunta que me formulo parezca que vaya en esta línea, no es la intención de este escrito.
¿Cuántos velatorios hemos visto en el Jaral? Me respondo yo misma: demasiados
para un solo lugar, lo que convierte a esta casa en un lugar impregnado de
malos recuerdos.
Y a todo ello hay que añadir la misma atmósfera austera, en la que
desde los muebles hasta los cortinajes llevan impresos un halo de fatalidad. El
mismo que da cuenta de que es un lugar en el que la felicidad no ha hecho mucha
estancia, un sitio que desde hace tiempo solo parece destinado a acoger a desahuciados
por las tramas, personajes que han perdido relevancia y que acaban convirtiéndose
en casi invisibles, o finiquitando definitivamente su trayectoria. Pues una vez
relacionados con estas cuatro paredes, pocas posibilidades les quedan más que sufrir
lo indecible, salir con los pies por delante o acabar huyendo, en este último caso
como han hecho Martín y María, o Aurora. Y esperemos que pronto sea Candela la que haga las maletas, porque creo que ya estamos cansad@s de verla sin apenas trama, solo penando por los demás y sin
la posibilidad de pensar en sí misma. Y, ¿porque no? también que suceda algo con el único representante de
la saga familiar que queda en PV, Bosco, al que espero deparen mejor suerte si
es que tienen en mente buscarle una nueva compañera, una vez Inés desaparezca
de la serie esta semana.
Por ello casi es reconfortante para l@s que la serie aún nos supone
algo, que este sitio y La Casona, otro lugar no muy recomendable para dejarse
caer, vayan perdiendo protagonismo en favor de La Quinta Miel Amarga y de sus
habitantes. Lugar en el que, por cierto, se respira un aire diferente a las demás,
en la que el ambiente está embebido de un aire señorial y con un cierto toque masculino,
en la que la luz y el color bañan las estancias y en la que la exquisitez es
signo de identidad. Incluyendo a sus habitantes, para los que no se escatima un
vestuario elegante y variado, acorde con su posición.
Lo que no es diferente es en cuanto a felicidad se refiere. Los problemas
que arrastra Sol están impidiendo que este estadio de vida se pueda instalar sin
reservas en este lugar, dejando además otras secuelas que afectan a algo que
parecía inquebrantable no hace mucho: la amistad entre los dos hombres de la
casa, que a pesar de todo permanece.
Y a todo ello he llegado a lo quería decir realmente.
Quizás me estoy dejando llevar por una impresión precipitada, pero creo
que se está produciendo un cambio sutil que ha de permitir dar un aire nuevo a
la serie. Y esto solo lo pueden traer nuevas historias que vuelvan a hacer
vibrar como antaño, y en las que tengo depositadas muchas esperanzas. Por
descontado me refiero a Sol y Lucas, y también a Candela y Severo. Y fuera de
allí, a la preciosa y tierna relación de dos adolescentes como Matías y Prado,
y a la que se adivina complicada lucha de un chico bonachón y una encantadora
encajera para superar todos los obstáculos que les impiden la plena felicidad.
Ya lo comenté en este post que hize como Anónimo (http://lascincoymedia.blogspot.com.es/2015/07/severo-y-candela.html) que me había enganchado a la serie gracias a las tramas de la Quinta Miel. Yo tengo muchas esperanzas puestas en los guiones y en los actores que ya viven en esa casa señorial y también en los que están por llegar como parecen ser Candela y Lucas. Creo que es el momento de cederles el protagonismo. y que tienen mucho que aportar a la serie. Es como si fuera un antes y un despúes.
ResponderEliminar