15 de enero de 2014

Colleja va , bofetón viene (15-1-14)

Parece que Aurora hoy andaba algo crispada. 
Colleja va, bofetón viene. 




Y no es para menos. Los dos hombres de su vida la están llevando por lo que se llama coloquialmente el camino de la amargura. Aunque afortunadamente para uno de ellos, Martín, el tropiezo al final ha sido leve y sin más consecuencias que un par de noches en prisión. Lo de Conrado ya tiene más miga y difícil resolución. 
Y mucho me temo que habrá un tercero que también le va a provocar zozobra. No sé si es el actor o realmente pretendía transmitir una sensación concreta, pero me ha parecido que cuando Aurora ha abrazado con cariño a su hermano, Lesmes ha mostrado cara de disgusto o celos. Lo cual me parecería una solemne tontería, a menos que esconda detrás de su apariencia simpática y cercana a una persona más retorcida.
Espero equivocarme, porque ello significaría que casi nadie de los que llegan a este pueblo se libra de una segunda personalidad. Como si todos los malvados o los que tienen algún problema de la índole que sea, fueran a recalar a PV.

Aunque también hay quienes, de alguna manera, se redimen. 
Hoy le ha tocado el turno a Sor Encarnación. De hecho la mujer no entraría en ninguna de las dos categorías anteriores, porque ya ha dado muestras de que sus decisiones no están basadas en ningún rencor ni en deseos retorcidos. Simplemente ha hecho lo que le dictaba su ministerio y lo que le ha encomendado la justicia. Cierto que también ha dejado que la manipularan por dinero y ello es censurable ya que con ello perjudicaba a una persona, pero en su descargo hay que decir que a María no le ha pedido más que a cualquier otra integrante de su comunidad. Y si ellas pueden hacerlo, lo mismo la chica. También existen sus convicciones ortodoxas, que la llevan a poner en la picota a María por su “pecado” de adulterio, equiparable para la justicia y la religión al delito más grave, cuando es algo que no tendría que haber pasado de los límites estrictamente personales. Pero no hay que olvidar que esta legislación no cambió hasta fechas muy recientes. 
Finalmente ha salido a la luz otra Sor Encarnación. Y no es como la presentaron. Puede haber cambiado con los años y endurecido su corazón, pero en el fondo sigue siendo una mujer que un día conoció el amor de un hombre, y esto deja una huella imborrable. Aunque probablemente el verse forzada a renunciar a sus sentimientos alimentó una amargura difícil de vencer, más cuando a ello hay que añadir el internamiento forzado en un convento de clausura, o lo que es lo mismo, verse enterrada en vida en contra de su voluntad. Y sin vocación. 
Más o menos como Celia, aunque ésta parece que se rebela ante su situación y está dispuesta a cambiarlo. 
Aunque también es cierto que probablemente nada hubiera cambiado para María y Martín de no intervenir D. Anselmo, que ha hecho revivir unos recuerdos enterrados en el olvido, y abrir los ojos de la religiosa sobre sentimientos que ella también conoció. Y que ha servido para que ésta reconsiderase sus últimas decisiones. 
Reconozco que he estado a punto incluso de aplaudir a la religiosa cuando ha hecho participe de su cambio de parecer a Francisca y al adosado. Me ha gustado como ha llevado la situación, conduciéndola hacia su terreno sin faltar a la verdad y con unos argumentos que han desarmado a la doña. Ha sido de las pocas veces que se ha visto a Francisca perdiendo una partida y encima quedarse sin palabras. 
Por cierto. ¿Martín es un don nadie? Si no me equivoco es el señor del Jaral y uno de los terratenientes más importantes del pueblo. Empiezan a cansarme en demasía estos desprecios y estoy esperando con verdaderas ganas a que la doña y el hp se los tengan que tragar algún día (con el permiso de los guionistas, por supuesto). De hecho Fernando no tiene ni poder, ni dinero, ni cuenta para nada. Así que mejor que se calle, a poder ser definitivamente. 
Otra cosa sobre Martín. 
Creo que ya tiene suficiente edad para decidir por sí mismo. Y tod@s vuelven a caer en lo mismo que hicieron con Tristán: intentar decidir por él. Aunque no creo que esta vez lo consigan, porque Martín no parece nada dispuesto a seguir la recomendación de no seguir adelante con su propósito de liberar a María. Y mucho menos por el hecho de que otros hayan hecho promesas por él, que no está obligado a cumplir más que por lealtad a quienes las han pronunciado. Sí que es cierto que, como Candela, pueden aconsejarle que deponga de su actitud e incluso entiendo que ésta se muestre firme como lo haría una madre, pero no es el caso por ejemplo de Aurora, que actúa como si fuera la hermana mayor y Martín alguien a quien es necesario reprimir. 


Sobre los demás personajes, no se me ocurre nada que decir. 
Bueno, quizás una mención (otra) a la solidaridad de las mujeres con Rita. La verdad es que cuando he visto a ésta sola y enfrentándose al hombre. he pensado que la situación podría acabar mal. Y por lo visto otras también lo han pensado, aunque no ha hecho falta su intervención.


¿Castañas en enero?


Besos

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