14 de enero de 2014

Los celos son un mal compañero (14-1-14)

Reconozco que no acabo de captar la intención de los guionistas al convertir a Conrado en un personaje tan desabrido y desconcertante.
Es cierto que desde el principio ha demostrado que tiene un carácter muy enrevesado y que es tarea harto complicada atravesar sus defensas. De hecho nadie lo ha conseguido, excepto Aurora. Y aún no del todo. 
Pero esto ha vuelto a experimentar un retroceso, aunque haya sido por su propia voluntad. 
No entiendo mucho de psicología humana y por ello no sería propio lanzarme a un análisis del porqué de esta actitud. Lo que es evidente es que Conrado arrastra una gran amargura que le lleva a no desear sociabilizar con nadie y que le empuja a la soledad. Pero ya hemos tenido muestras que su corazón y su humanidad no están muertos del todo, que tiene convicciones y las defiende a ultranza, y que aunque intente por todos los medios atenazar todo esto, aún puede albergar sentimientos. Le hemos visto defender a María de su marido, cuidar con dedicación a Martín y ofrecerle su ayuda desinteresada, desnudar su alma, aunque sólo sea parcialmente, con D.Anselmo o Alfonso. También hemos sabido que hay un par de niños que están bajo su protección y por los que siente algo que va más allá de la responsabilidad. 
Pero especialmente hemos visto que puede amar. 
Ahora sólo falta que consiga vencer sus miedos y darse cuenta de que aún tiene una oportunidad. 
De hecho pienso que su actitud guarda muchos paralelismos con la de Tristán después de la muerte de Pepa. Ambos, en su momento, tomaron la opción de una vida de ostracismo, ahogándose en su propio dolor (o quizás remordimientos en el caso de Conrado) y sin permitir que nada ni nadie entrara en la fortaleza que se habían construido. Pero si Tristán consiguió escapar de esta situación, aupado por la fuerza del amor en primer lugar de su hijo Martín y después de Candela, también puede hacerlo Conrado. 
Porque lo que es claro es que Aurora ha conseguido hacer mella en su corazón y lo ha hecho con fuerza. Tanta que encima le está llevando a la sinrazón, dejando que los celos le consuman y le conviertan en un energúmeno. No es que se trate de que rinda pleitesía a Lesmes por curarle, ya que éste básicamente estaba haciendo su trabajo, pero de ello a mostrarse además como un desagradecido va un abismo. Y encima el médico ha sido capaz de darle la vuelta y hacerlo quedar aún más como un patán. 

Por cierto, coincido contigo Miguelitas en que Lesmes tiene algo que no acaba de convencerme. Es verdad que no hay nada en su actitud que haga sospechar doblez y, de hecho, parece que nada le ha llevado hasta el pueblo más que la recomendación de D. Pablo. Además es un hombre joven, soltero, que trabaja estrechamente con una chica muy especial, y pienso que no ha de sorprender a nadie que llegue a sentir algo por Aurora. Otra cosa es lo que puede suceder si tiene que luchar por ella con Conrado, o viceversa. Sólo espero que no se reedite lo de Alberto y Pepa, que aunque no conozco la historia al completo si tengo referencias de cómo se desarrolló. 

¿Prisión incomunicada para Martín? ¡¡Vamos, ni que hubiera cometido un crimen horrendo!! Cierto que ha cometido un error de cálculo y que es cómplice de un intento de fuga, pero me parece algo drástico que no le permitan ni ver a su familia. Aunque es evidente que la mano de la doña está detrás de ello. Por cierto, algo que ya hace tiempo que cansa, como también las escenas que, un día sí y otro también, ésta tiene con Fernando y que parecen calcadas unas de otras. Hasta llegar al punto de que ya no consigo ni siquiera ver cinco segundos de las mismas sin que me entren ganas de salir corriendo. 
Lo que es inexplicable es que Francisca siga aguantándolo, cuando evidentemente siente un enorme desprecio hacia él. Sólo se explica porque es el instrumento para llegar al hijo de María, pero aún así no veo por qué tiene que seguir aguantando su permanente cara de amargado y sus continuas salidas de tono, que acrecientan aún más el ambiente enrarecido de La Casona.


El haber vivido siempre entre algodones le está pasando factura a María. No dudo de su buena voluntad y de su determinación para realizar las tareas, pero es evidente que no está acostumbrada a los trabajos físicos y menos de la dureza de los que le están encomendando. Y sin que pueda apelar a su condición de embarazada. 
Pero pienso que esto que puede sacar algo positivo de esto, ya que junto con el desapego demostrado por Francisca, puede ayudarla a madurar más si cabe y a forjar una nueva manera de enfrentarse a su presente. Porque no dudo que su situación de encierro no va a durar mucho. Lo que me tiene intrigada es saber cómo se va a desarrollar, a partir de este momento, su relación con la doña y el hp, ya que es claro que cuando suceda esto, María se va a ver obligada a volver al hogar conyugal. Porque lo que no va a cambiar es que va a seguir casada. 

Sorprendente el cambio de actitud de Aníbal. Parece realmente sincero cuándo dice que va a dejar el camino libre a Isidro y Rita. ¿Es posible? Y aunque esta trama es bastante aburrida, empieza a interesarme este cambio. Aunque, lo admito, quizá contribuya a ello que he empezado a mirarme a Jorge con otros ojos y lo que veo es un buen actor y a un tipo con bastante apostura. 


Y lo dejo, a la espera de ver cuál es la relación entre D.Anselmo y Sor Encarnación. Por los avances parece que es algo del pasado relacionado con un hombre de nombre Antonio. Y también que, sea lo que sea, a cambio va a suponer la liberación de Martín, que por lo que se ha dicho dependía exclusivamente de la voluntad de la abadesa. 


Besos

No hay comentarios:

Publicar un comentario