29 de enero de 2014

El perdón

El perdón

“La Biblia nos dice que sólo a Dios le corresponde la venganza. Nos invita a poner la otra mejilla. Sentarnos a la mesa del enemigo sin temor alguno. Y a perdonar. A perdonar las ofensas, así como nosotros también seremos perdonados.
Yo lo siento, pero no puedo perdonarte. Lo único que puedo esperar es que el altísimo sea más benevolente y se apiade de tu alma”.














Palabras de Martín que reflejan todo un dilema interior, debatiéndose entre el hombre agraviado y el que aún conserva algo de la moral religiosa que un día marcó su existencia. También entre el que está lleno de ira y resentimiento y el que aún tiene un poso suficiente de humanidad para no dejar que estos sentimientos le nublen la razón. 
Pero la balanza se decanta visiblemente hacia el lado del primero, aunque el segundo actúe de contrapeso.  
De los sentimientos de rencor de Martín no se puede desprender que sea una mala persona. Solo es alguien que ha padecido en sus propias carnes los muchos desmanes de Fernando, pero que especialmente lo que le lleva a sentir lo que siente es el hecho de que éste se los haya infringido a la mujer a la que él ama. Por lo que el perdón es imposible, porque también lo es el olvido.
No puede perdonar porque esto además implicaría renunciar a reclamar un justo castigo o reparación por el daño causado.

¿Es venganza pedir esto?  



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