Me cuesta creer el cambio tan brusco de actitud de Severo y de que se haya convertido en
alguien tan frívolo e insensible.
Después me
digo que esto es evidente que tiene una finalidad, porque de otra manera sería
un destrozo para un personaje que han cuidado hasta ahora. Sin embargo este
propósito, que no puede ser otro que dar celos a Candela para que luche por el
amor, me parece que no está muy calculado en cuanto a las consecuencias. Admito
que, de darse en mi caso y aunque quizás podría perdonarle algún día, de
entrada me iba a cabrear, y mucho, que jugasen con mis sentimientos.
Y creo que
esto es lo que se puede esperar de Candela. No es una mujer dócil, que se deje
avasallar ni permitir que la utilicen, así que creo que Severo está jugando con
fuego.
De hecho me
parece que la actitud de éste incluso se podría catalogar de un tanto machista,
cosa que no cuadra en absoluto con el hombre que conocemos. Tampoco cuadra que
tenga el aspecto de pretender dar una lección, cuando seguro que no se trata de
esto, ni por supuesto de devolver las tornas. Pero lo peor de todo es que lo
está llevando tan al límite como para dar la sensación de insensibilidad al darle
en las narices a Candela con una pretendida conquista que le ha hecho olvidar
en dos días todo lo que no hace mucho le dijo al lado de su cama, ni todos los
meses que han compartido confidencias e incluso algún ocasional abrazo.
Porque en
realidad Melisa no le llega ni a la suela del zapato a Candela, y Severo no
puede estar tan ciego como para ignorarlo.
Solo espero
que esta situación no dure mucho. Hacer sufrir a alguien, aunque sea por amor,
no es algo que sea justificable. Y mucho menos en el caso de Candela, que ya ha
padecido bastante como para que un simple error de cálculo, que no le dio
tiempo a enmendar, venga a volver a poner su vida otra vez patas arriba.
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