25 de octubre de 2015

Historias que se apagan

Incluso en el mundo real, cuatro años pueden dar para mucho y muy variado, para ir a mejor o a peor, para que la vida sufra un vuelco total o siga todo igual. Y PV no puede ser una excepción si quiere seguir en el candelero.
Así hemos visto como durante este tiempo se han sucedido muchas historias, se han acabado unas, algunas han quedado inconclusas, y también han empezado otras. Pero de la original ya no queda mucho, salvo la incombustible Francisca, el Raimundo que da vaivenes de un lado para otro, D. Anselmo siempre apagando fuegos y Rosario relegada a escasos momentos de visibilidad. Y, por supuesto, Alfonso y Emilia. Los demás, incluidos los Mirañar, Mauricio y Mariana, han desarrollado otras historias, o están en ello.
Y se están abriendo paso otras historias que han de tomar el relevo, que se supone tienen el reto de devolver la ilusión de aquellos momentos que los que andamos más bien escasos ahora. O de aquellos que se han perdido por situaciones quizás no muy bien calibradas. Y entre ellos destacar la trama actual de Alfonso y Emilia, que como pareja, ya no sólo romántica, tiene toda la pinta de haber perdido la valoración de la que gozaban antaño. Por supuesto diferenciando a los dos integrantes porque, por separado, mientras el personaje de Emilia se engrandece, el de Alfonso va a sufrir para recuperar aunque sea un mínimo de credibilidad (si es que lo consigue alguna vez).
Entiendo que la intención era volver a dar visibilidad a estos personajes, pero se ha recurrido a ponerles ante una situación compleja, ya no solo en la ficción sino que también lo sería en la vida real. Porque una infidelidad puede ser perdonada, pero difícilmente olvidada. Y encima, y aunque nunca se puede admitir una justificación, mucho menos cuando (como en este caso) es tan poco consistente. Lo único de bueno de todo ello ha sido volver a ver en acción a una gran actriz como Sandra Cervera, capaz de imprimir a su personaje una gran fuerza. La de Emilia, una mujer fuerte y de carácter, que sabe hacer frente a la vida con determinación y coraje, que lucha con fiereza por los suyos. Y que no se deja hundir por la adversidad.

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