Creo que andaba equivocada. Los guionistas no pueden ser los mismos que nos deleitaron en otros tiempos con unas historias que consiguieron despertar pasiones. Porque el giro en que está inmerso la serie, optando por tramas con contenido calcado a tiempos pasados pero con mucha menos fuerza, con algunas secuencias que se persiguen dramáticas pero que al menos en mi caso ya no consiguen ni despertarme la más mínima emoción, me permite llegar a esta conclusión. Bueno, quizás no sea del todo exacto porque, a fuer de ser sincera, es cierto que Lucas y Sol si lo consiguen en alguna ocasión. Y de hecho, ahora mismo, creo que es lo más parecido (sino lo único) al PV que casi tod@s conocemos y al que casi tod@s nos enganchamos.
Aparentemente han decidido desdramatizar tanto el serial que, salvo en algún caso puntual, el resto de lo que ahora acontece y a pesar de que es cierto que en algunos casos tiende a hacer sonreír, también está cayendo en el absurdo.
Como en el caso de Candela.
Lo admito, puede que me esté volviendo muy exigente y quisquillosa, pero lo que al principio me hizo gracia, ahora ya no. No me gusta verla haciendo lo que dista mucho de ser su manera de proceder habitual. Por supuesto no es mi pretensión pedir que se tire de los pelos por la actual actitud displicente de Severo, que parece que ha encontrado recambio enseguida para ella, pero la actitud que muestra tampoco cuadra. Candela es una mujer que nunca ha dudado en coger al toro por los cuernos y hablar sin cortapisas, sin dejar nada en el tintero.
Es cierto que con los años las personas tienden a ver las cosas de otra manera y, por experiencia propia, es cierto que se aprende a tomarlo casi todo con otra actitud. Lo que antes podía ser importante, ahora es posible que se vea de otro color. Por descontado no digo que un desengaño amoroso no pueda afectar lo mismo a un/a adolescente que a una persona madura, pero los años aportan experiencia para saber mejor cómo asumirlo. O no.
Es así solo como puedo entender que Candela no se haya deprimido, pero tampoco comprendo que haya optado por tomar una actitud casi infantil, de continua rabieta y de salir huyendo de Severo, en vez de encararse con él y ponerle los puntos sobre las íes, de luchar por el hombre al que ama. También es cierto que es difícil pretender que haría yo en esta misma situación, porque es algo complicado cuando interviene otra mujer (o al menos esto es lo que parece) y Candela no es persona de hacer daño a nadie conscientemente.
Pero esta trama ha conseguido impacientarme, porque no entiendo nada. No entiendo (ya lo he dicho antes) a Candela, no entiendo a Melisa y sus ansias de hacerse amiga de la confitera, pero especialmente no entiendo a Severo. Y no me gusta que, si podemos suponer que todo es una treta para hacer abrir los ojos a Candela, éste utilice métodos tan poco ortodoxos. Cierto que Candela tiene que superar sus miedos a volver a sufrir y solo lo hará cuando esté muy segura de que hay una esperanza para ella, pero por el camino que van no veo como podrá conseguirlo. Me parece una utilización burda de los celos y no me gusta para nada que la manipule. Ya lo dije en otra ocasión: creo que Severo (de ser ciertas las conjeturas de una trampa) está jugando con fuego. Y a veces esto puede acabar en un incendio de consecuencias desastrosas. O no.
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