11 de febrero de 2016

.... y marcha Eliseo

Por fin nos libramos de él. Porque, sin llegar a los extremos de Francisca (aunque pisándole los talones), este ser despreciable ha conseguido ganarse a pulso la antipatía, además de los epítetos menos lisonjeros que se le puedan ocurrir a alguien.
Pero el caso es que existen personas como Eliseo, y siempre han existido. No solo hombres, sino también mujeres, que han hecho de la explotación de sus semejantes una forma de vida, aprovechándose de la necesidad y también haciendo uso de la fuerza y la intimidación para sus fines.
Y si, quizás podrían habernos ahorrado estas escenas y el malvivir que ha supuesto esta trama, pero lo cierto es que por evitar hablar de ello no es un problema menos real, ni dramático, siendo una situación que tiene atrapadas a miles de mujeres.
Pero se ha terminado, aunque desgraciadamente solo en la ficción. Pero de manera definitiva, porque no hay nada tan definitivo como la muerte. Lo que permite a Lucas y Sol, y de rebote a Candela y Severo, reanudar sus planes para construir una vida juntos. Que ya toca un tiempo de felicidad, después de todo lo acontecido.
Eliseo ya es historia, y de la que es mejor olvidarse, como en su momento pasó con Fernando y tantos otros. Sin embargo los actores si dejan huella, y hay que reconocer el magnífico trabajo de Carlos Troya, que ha conseguido hacer totalmente creíble un personaje que, si bien ha sido poco agradecido en cuanto a despertar simpatías, si ha marcado las vidas de los Santacruz y compañía, especialmente la de Sol.

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