6 de febrero de 2016

El secuestro de Sol y Candela

Entiendo que a veces puede considerarse necesario añadir dosis adicionales de dramatismo a escenas que ya de por si tienen una importante carga de ello. Además que, no teniéndome por una mojigata, puedo comprender que no se soslayen temas espinosos, muy presentes en la vida real. Siempre, claro está, que éstos sean tratados con suficiente mano izquierda como para que quede meridianamente claro que la pretensión es más una denuncia que un recurso fácil para dar morbo a un producto televisivo. Porque no todo vale (a pesar de que no siempre se pueda entender así a tenor de algunos programas basura), y menos se puede aceptar cuando hay temas muy sensibles que desgraciadamente no pierden actualidad.
Solo con estas premisas se podría justificar toda la historia del secuestro de Sol y Candela, una trama que creo que incluso al más tolerante de los espectadores es capaz de provocarle repulsa. Tratándose del retrato de un execrable sujeto que no tiene escrúpulos en utilizar a las personas, en este caso mujeres, para vivir cómodamente a sus expensas, sometiéndolas y humillándolas, sin que éstas tengan la posibilidad de escapar a un destino sin futuro. Y encima víctimas de una degradante situación de maltrato, viviendo en una evidente inferioridad de condiciones y sin posibilidad de luchar por ellas mismas, ante el número superior de agresores que las controlan, hombres con un exacerbado sentido machista que consideraban a las mujeres (algo que desgraciadamente aún sucede) como objetos de carne pero sin voluntad propia, como seres inferiores ante la supuesta supremacía del género masculino.
Pero en este caso en particular, y aparte de que ha quedado claro que hay otras cosas, aparte del dinero, que mueven a un sujeto de la calaña de Eliseo, también las hay que escapan a la lógica.
Es evidente que Eliseo es un tipo acostumbrado a vivir a costa de los (las) demás, utilizando para ello la fuerza bruta, la falta de escrúpulos y de integridad, pero también es claro que es un estúpido integral que no piensa más allá de sus narices. Quizás he visto demasiadas películas del género policíaco, pero en ninguna recuerdo haber visto que un secuestrador mantenga a sus víctimas expuestas a sufrir daños, antes de recibir el montante pedido por su liberación. No ha sucedido aún (y ya sabemos que esta historia no va a ir muy lejos), pero lo normal sería que antes de soltar el dinero el extorsionado haga valer su derecho, y también su obligación, de pedir garantías sobre la integridad de las personas que están retenidas. Y es claro que Severo no es tan ingenuo como para fiarse de un sujeto que además ya le ha engañado antes, y que sería muy capaz de coger el dinero y largarse sin dejar ir a las chicas.

3 comentarios:

  1. La trama di Maria con Fernando è stata ancor peggiore... Povere Maria, Sol e Candela.

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente Que para María fue mucho peor y a parte de los golpes con las toallas no hay que lamentar otros males peores,por desgracia aún tardaremos mucho en estar libres de esa lacra llamada machismo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por comentar. Tenéis razón y no me olvido del tema de Maria y Fernando. A María le arrebataron la inocencia, y aún sin justificar para nada el maltrato y el machismo, además del hecho de que nunca nadie habría de pasar por ello,creo que Candela està en mejor posición para superar esta lamentable situación.

    ResponderEliminar